En Venezuela se violan derechos humanos y la tortura se ha convertido en un patrón de conducta de los cuerpos de seguridad del Estado controlados por el régimen de Nicolás Maduro: el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) y las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES).
Por Víctor Amaya @victoramaya / La Razón
En su informe de 2019, la Oficina de la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la ONU registró más 72 denuncias por torturas y otros malos tratos a 174 personas detenidas en el contexto de protestas entre 2017 y 2019. En la actualización de 2020, Michelle Bachelet agregó la existencia de «lugares no oficiales y desconocidos» donde se torturaría a los detenidos, además de las sedes oficiales del Sebin y la Dgcim.
Una Misión de Determinación de Hechos sobre Venezuela comisionada por el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas dictaminó en septiembre de 2020 que tiene motivos razonables para creer que en Venezuela se han cometido crímenes de lesa humanidad que han contado con el apoyo de las más altas autoridades, incluyendo al propio Nicolás Maduro y sus ministros de Interior y Defensa.
Y la Fiscalía de la Corte Penal Internacional determinó que hay fundamentos razonables para creer que, al menos desde abril de 2017, «autoridades civiles, miembros de las Fuerzas Armadas e individuos a favor del Gobierno han cometido los crímenes de lesa humanidad de encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de normas fundamentales de derecho internacional».
Es en ese marco que el medio venezolano Tal Cual publicó la serie documental La República Que Tortura, que consta de seis episodios y cuyo primer capítulo expone una exhaustiva investigación que documenta patrones de violaciones a derechos humanos en Venezuela, a partir de casos de presos políticos y presos comunes. Las voces que narran estas historias demuestran la indefensión de quienes por diferentes razones han estado frente a frente con el rostro torturador del Estado venezolano.
A través de los testimonios de estas víctimas de torturas por parte de funcionarios venezolanos, así como las de sus familiares o defensores, se reconstruyen las maneras de actuar del régimen de Nicolás Maduro, que son plasmadas en pantalla por el trazo del artista venezolano Roberto Weil en lo que se ha bautizado como «realismo animático», y con presentación del reconocido periodista César Miguel Rondón.
Capítulo 1
En el episodio 1 se presenta la primera máscara tras la cual se escuda la impunidad: las detenciones arbitrarias e ilegales, las ejecuciones extrajudiciales, la desaparición forzosa y la fabricación de expedientes que no diferencian víctimas. La impunidad y la indefensión tumban por igual las puertas de las casas humildes como las de figuras expuestas a la vida pública.
Capítulo 2
El capítulo 2 muestra la avasallante fuerza del Estado que se manifiesta frente a los ciudadanos a través de la normalización de los tratos crueles e inhumanos, la tortura como única doctrina carcelaria, la violación del debido proceso y las ejecuciones extrajudiciales casi convertidas en sentencias de muerte firmadas por los cuerpos de seguridad.
Capítulo 3
El tercer episodio recuerda que entre 2014 y 2020 más de 15.000 personas fueron detenidas por motivos políticos en Venezuela, individuos que se convierten en una muestra viva de los castigos ejemplarizantes del régimen de Nicolás Maduro para forzar el silencio, incluyendo amenazas y concreciones de violencia y castigos sexuales, como registran informes internacionales. El poder se ceba, además, con las mujeres encarceladas.
Capítulo 4
El cuarto capítulo se adentra en uno de los sitios de reclusión diseñados expresamente para la «tortura blanca», donde el castigo adquiere forma física, tangible, permanente y hasta el nombre de letalidad que se marcará en la memoria colectiva: «La Tumba», la temida cárcel del Sebin.
Capítulo 5
El siguiente episodio revela que los castigos y las torturas a militares que se atrevan a disentir en Venezuela son peores, donde los «rebeldes» son pisoteados, disminuidos y desaparecidos bajo la expresión más opresiva de la bota y el uniforme. En uno de los casos presentados, queda patente que el propio Nicolás Maduro estuvo presente en un violento interrogatorio, haciéndose partícipe de la tortura
Capítulo 6
La serie concluye con el capítulo 6, donde se muestra el relato imborrable que deja la opresión que no desaparece, aunque la libertad se recobre. Testimonios de quienes dan fe de marcas irreversibles para quien ha experimentado la tortura en carne propia.
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