La naturaleza sorprendió a los vecinos de Los Chaguaramos, de la parroquia San Pedro del municipio Libertador. Los tres sauces llorones de la plaza Las Tres Gracias que fueron talados en julio de este año volvieron a florecer. La posibilidad de recuperar los ejemplares luego de ese “ecocidio”, como lo calificaron los habitantes de la zona y ambientalistas, eran muy pocas, pero al parecer hubo mucha suerte.
Por Mariana Sofía Garcia / Crónica Uno
La noticia sobre la tala de los sauces llorones se hizo viral el viernes 17 de julio a través de las redes sociales. Los ambientalistas y vecinos reaccionaron con sorpresa, indignación y tristeza sobre ese hecho que debilitó la estética urbana de la plaza.
Cuando ocurrió la tala, en uno de los tres ejemplares dejaron, por casualidad, un brote que está en el centro, y esto ha permitido que sea el que tenga mayor grado de desarrollo y se acerca a un metro de alto. Los otros dos, pese a que quedaron completamente destrozados, también están comenzando a florecer.
“Esto es gracias a las manos amorosas de un señor que trabaja en la plaza que, cuando papa Dios no riega los sauces, él los atiende”, contó Francisco Vázquez “el sembrador de Caracas”, integrante del Grupo Ecológico San Pedro, una organización que ha seguido de cerca la tala de los sauces llorones y otros proyectos ambientalistas de la parroquia.
Francisco también se acerca cada vez que puede a la plaza para ver cómo va el crecimiento de los nuevos ejemplares. “La lógica me dice que estas plantas van a tener una vida nueva en un nuevo tronco que puede formarse con el tiempo”, explicó. Además, precisó que seguramente será necesario que un experto evalúe si es necesario eliminar por completo el tronco que talaron para abrirle paso al nuevo. “Hay que trabajar con cuidado. Después son muchas manos en el caldo”, resaltó.
Esta noticia puso muy contentos a todos los integrantes del Grupo Ecológico San Pedro. No se lo esperaban. “Nos caímos, pero nos levantamos”, aseguró Francisco con entusiasmo.
La reacción de los caraqueños fue muy contundente con la tala de los sauces llorones, por lo que Francisco espera que no se repita la misma situación con los nuevos ejemplares. Sin embargo, enfatizó que el peor enemigo de las plantas son los seres humanos. En el caso de la plaza, hay factores de riesgo como las personas en situación de calle o simplemente ciudadanos comunes que pueden arrancar hojas o hacerles daño y afectar su evolución.
Poco se sabe sobre quiénes fueron los responsables. Por un lado, el presidente del Instituto Nacional de Parques (Inparques) y viceministro del Ambiente, Josué Lorca, informó que se trató de una “acción arbitraria” de quienes hacían mantenimiento de la plaza. Por otra parte, una fuente de la Guardería Ambiental de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) comentó a Crónica.Uno que se trató de una orden que cumplieron los trabajadores del programa “Juntos Todo es Posible”.
La última acción legal que se tomó sobre este asunto fue un procedimiento que abrió el Instituto de Patrimonio Cultural de Venezuela el pasado 24 de julio luego de realizar una inspección en el lugar en ejercicio de sus atribuciones establecidas en la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural. Sin embargo, un mes después, no han dado una actualización sobre el caso.
Los sauces llorones, o Salix Babylonica L, pertenecen a la familia de las Salicaceae y son nativos del este de Asia. Fueron traídos a Venezuela desde Argentina y los plantaron en 1947, cuando se inauguró la plaza que tenía una copia de Las Tres Gracias de Antonio Canova. Son árboles que se caracterizan por sus ramas colgantes.
La plaza Las Tres Gracias ha pasado por muchas degradaciones en los últimos años, que van desde la oposición del Grupo Ecológico y de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela (UCV) por la introducción de 46 palmas de chaguaramos plumosos que no estaban dentro del paisajismo original, hasta la inclusión de plantas acuáticas, reparaciones de la escultura por vandalismo e incremento importante de personas en situación de calle que hacen vida en la plaza.
Hay lugares públicos y privados cuyas visuales son referencias en su memoria afectiva y son íconos de su imaginario (…) Solo mentes muy básicas y déspotas arremeten contra esos elementos que no les pertenecen y no tienen conciencia del daño que hacen”, dijo Sergio Antillano, ingeniero paisajista.
El Grupo Ecológico San Pedro ha sembrado por lo menos 3000 árboles en la parroquia desde el año 2007. “Mi sueño es que en las 22 parroquias de Caracas haya grupos ambientalistas que también lleven esta labor”. Mientras tanto, el grupo continuará con el seguimiento de los nuevos sauces llorones, que despertaron la esperanza de no perder una parte importante del patrimonio histórico de la ciudad.
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