Unas 30 familias de damnificados, que habitan en el refugio del Velódromo Vicente Laguna, ubicado en el municipio Valera del estado Trujillo, todavía esperan las viviendas prometidas por el régimen de Nicolás Maduro.
Adriana Angarita, una de las refugiadas, desde hace tres años alberga la esperanza de mudarse a su propia casa. Protección Civil la desalojó de su propiedad en la Urbanización Santa Cruz, pues la estructura está al borde de un barranco y es considerada de alto riesgo.
Recordó cómo gritó para llamar la atención de Maduro en su visita a Valera, durante la última campaña electoral, y las promesas hechas «al pueblo soberano» (que se hicieron llamar los más allegados del presidente) si votaba en las elecciones. Ella hizo todo lo que le pidieron, incluso envió una carta a Miraflores, pero sigue sin un techo para sus dos hijos. “Yo lo que solicitó es una vivienda digna, nada más. Yo quiero un vivir viviendo, como decía Chávez”, dijo Angarita en la mañana de este sábado, 1° de agosto.
Otros de los damnificados tienen de uno a cinco años en la misma incertidumbre. El Gobierno regional estuvo pendiente de ellos, pero desde el inicio de la cuarentena, contaron los declarantes, los olvidaron.
Reubicados en casa ajena
Además de este problema, dos familias denunciaron haber sido reubicadas en la comuna del municipio Pampanito, uno de los complejos construidos por la Misión Vivienda, pero tuvieron que abandonarlos porque sus antiguos dueños regresaron. Se trataba de casas adjudicadas en años anteriores y cuyos ocupantes habían decidido emigrar del país.
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