La asistencia pública perdió 70 % del personal médico y el Gobierno la ha dejado sin preparación adecuada ni recursos. Desmembró el sistema público con médicos integrales y militares, pero estos no cubren la urgida demanda de población, tras la pandemia. Gremios y especialistas llaman a garantizar la salud con personal bien formado y dotación. “Todos se nos están yendo”, dicen.
Olgalinda Pimentel | Crónica Uno
En Venezuela se desconoce la cantidad de médicos que trabajan en la red pública conformada por 301 hospitales. El Ministerio para la Salud lleva al menos ocho años sin dar información y ninguna institución gremial y profesional lo sabe.
De lo que sí hay certeza es que existe un déficit de 70 % de profesionales, tanto de especialistas como de residentes de posgrado. “Y va a crecer”, señala el presidente de la Federación Médica, Douglas León Natera. “Estamos trabajando en esos centros asistenciales con 35 % menos de los médicos que deberían tener”.
Pacientes de esos entes de salud pública saturados de carencias, lo comprueban a diario. El promedio de espera para recibir atención médica especializada, por cita, puede superar los cinco meses, por falta de personal, de acuerdo con cálculos extraoficiales.
Y cada vez son más complejas las patologías con que llegan a la red hospitalaria que ve reducir su capacidad de dar respuesta. “Antes de la COVID-19 teníamos una situación de emergencia humanitaria compleja. Dos años más tarde, encontramos que más personas con patologías mayores que antes iban al privado, ahora acuden a los hospitales y con menos recursos para resolver sus problemas”, señaló un médico internista que pidió omitir su nombre.
El Gobierno ha dejado la atención médica sin preparación adecuada ni recursos económicos para atender la salud en emergencia. En los últimos años se ha limitado a desmembrar el sistema público y graduar médicos integrales comunitarios y militares, con incierta formación. A estos podría sumarse ahora una nueva legión de personal cubano con el regreso de Barrio Adentro.
El país ha perdido con la diáspora más de 30.000 médicos, en su mayoría de alta calificación.
Menos médicos desde la COVID-19
La COVID-19, que apareció el país en marzo de 2020, puso de nuevo al desnudo la crisis del sistema de atención pública que depende, por encima de todo, de sus operarios.
Entre 2020 y 2021, la asistencia médica en hospitales disminuyó casi a la mitad, mientras en otros países aumentaron las contrataciones de médicos por la emergencia. El personal decidió en una acción aparentemente inconsulta con el ministerio, regirse por el método 7×7 y se dividió en dos grupos, señaló Jaime Lorenzo, director ejecutivo de la organización Médicos Unidos de Venezuela. La decisión similar a la que el Gobierno adoptó para alternar el relajamiento de restricciones, dejó indefensa la atención de centenares de pacientes.
Fue una decisión adoptada en todos los hospitales, no para mejorar la respuesta de atención, sino para resolver los problemas de ingreso, advirtió el vocero de la organización repartida en todo el país.
“El personal sanitario, antes de la pandemia, ya venía diversificando sus fuentes de ingreso, y luego muchos de ellos optaron por cuidar pacientes de COVID-19 en sus residencias, o migraron a otras actividades fuera del área salud, como vender tortas o meterse a taxistas”.
Se va “todo el mundo” de los hospitales
Eso contribuyó a que disminuyera la capacidad de respuesta en los cargos. Y el déficit de personal profesional se ha ido agravando.
“El problema hoy en nuestros hospitales es que todo el mundo se nos está yendo. Mucho de ese personal que en 2020 buscó otros medios de ingreso se dio cuenta de que con esas actividades tenía mayores ingresos. Ahora hay una situación muy compleja: cuando se solicite el reintegro al horario normal vamos a saber el número real de cuántos quedan, y eso lo saben los directores de los hospitales. La cantidad de renuncias va a ser terrible”, pronostica Lorenzo.
De la fuga masiva no escapan las enfermeras. El personal ha disminuido 70 %, señaló recientemente la presidenta del gremio, Ana Rosario Contreras.
Dentro de los centros asistenciales
La inestabilidad económica afecta severamente al personal médico que junto con el resto del personal de salud reclaman mejores salarios. La contratación colectiva del gremio de salud está vencida desde hace 19 años y por eso se alista a marchar este 1º de mayo. Las aspiraciones de uno y otro personal van desde 1500 dólares hasta 300 dólares, respectivamente, para cubrir medianamente sus necesidades.
A esta dificultad se añade la politización de los cargos. “No deben depender de decisiones ideológico-políticas. Pero muchos profesionales de alto nivel en salud pública están siendo sustituidos por no tener una filiación política definida, porque siempre han sido técnicos”, indica Lorenzo.
Inclusive, a especialistas y adjuntos les dan cargos de suplentes. “Y los mantienen así, y si alguno de ellos manifiesta lo negativo que ocurre en los hospitales, lo sacan, sin importarles si está cubierto el espacio”, refirió Natera.
“Muchas veces dejan el cargo vacante o ponen a quienes no tienen ninguna evaluación por el Colegio de Médicos: puede ser un médico integral o algún cubano que no tiene cualidad y del que no se conocen credenciales. Cuando hemos logrado hablar con algún director de salud de manera franca, pero manteniendo su nombre en reserva porque de lo contrario lo botan o estigmatizan, dicen que no conocen las credenciales de esas personas, no se sabe si son médicos”. Y agrega: “Han acabado así con la meritocracia, sin excepción”.
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