Venezuela ha registrado una de las mayores depresiones económicas en los últimos 60 años. Su elevada dependencia del sector petrolero, el cual genera cerca del 98% de las divisas, aunado a un débil sector no petrolero, la política de expropiaciones que comprometió la capacidad productiva durante años, así como la persistencia del Banco Central de Venezuela (BCV) en financiar el deficit fiscal, son factores que han configurado el actual panorama hiperinflacionario. Así lo reseña el más reciente informe de Torino Economics, unidad de investigación de la consultora financiera Torino Capital.
En el reporte señalan que las estadísticas oficiales concernientes al PIB y sus componentes siguen sin ser actualizados desde 2019T1, al igual que otras estadísticas macroeconómicas esenciales, como la balanza de pagos, por lo que se depende del esfuerzo de consultoras independientes, e incluso provenientes de la oposición, para obtener cifras cercanas a la realidad y ayudar a mitigar las expectativas negativas de la población sobre el pobre desempeño económico de la nación sudamericana.
Sin embargo, en los últimos tiempos, se empieza a respirar un aire de estabilización y de recuperación económica, dadas algunas medidas recientes: La (casi) completa despenalización de la compra y venta de divisas (medida que ha logrado que la mayoría de la población pueda tener acceso libre a los dólares americanos).
Asimismo, se han implementado sucesivas exoneraciones aduanales del Impuesto al Valor Agregado (IVA), Impuesto de Importación y la Tasa por Determinación del Régimen Aduanero a bienes muebles, para personas naturales y jurídicas, incluyendo entes públicos e instituciones estatales (con lo que ha aumentado la oferta de diversos bienes de consumo final, por ejemplo, azúcar, pasta, etc.).
Esto ha propiciado el incremento de la apertura de negocios que comercializan estos bienes de consumo importados (los muy famosos bodegones, o comercios formales estilo retail), donde se comercializan artículos que no suelen pertenecer a la cesta alimentaria de los venezolanos.
Dicha “estabilización” ha dado pie a que muchos analistas consideren que la economía venezolana, tras 7 años seguidos de contracción, podría experimentar en 2021 una recuperación al estilo “rebote de gato muerto”, dado que la economía “no puede caer más bajo”, aunque sin alcanzar una tasa de recuperación elevada y sostenida, explica la consultora financiera.
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