El amedrentamiento a la clase obrera, la reducción de las nóminas, el desmantelamiento de unidades de producción, la desidia y le desinversión han empujado a las industrias básicas de Guayana a padecer el peor momento de su historia, por lo que han perjudicado a las poblaciones tanto de Bolívar como de Amazonas que dependen de esas actividades económicas.
La destrucción del aparato productivo venezolano no se ha detenido, pese a los discursos de «milagro económico» que intenta promover el Gobierno y el diminuto repunte del producto interno bruto (PIB) experimentado en el 2021.
Más allá del discurso y la propaganda oficialista, se esconde una realidad funesta para las industrias del país, especialmente la operada por el Estado, que ha sido sometida a una desidia sin precedentes.
La nula inversión en la industria, el desmantelamiento de unidades de producción enteras e incluso la venta de chatarra como mecanismo para que el Estado obtenga dinero han puesto en jaque a industrias históricas con importancia vital para la economía venezolana.
Este proceso de desindustrialización tiene relación directa con el gobierno de Nicolás Maduro, aunque este y sus acólitos afirmen que la crisis económica es consecuencia de sanciones de Estados Unidos y la comunidad internacional, además de la supuesta «guerra económica» que acusaba a los empresarios de promover.
No en vano, actualmente hay mínima producción en las industrias básicas de Guayana, reconocidas históricamente por su significativa producción de materia prima que acaba en las industrias transformadoras, para producir productos que acaban siendo utilizados en la producción de actividades económicas como la construcción, la industria automotriz, el sector farmacéutico, el agroalimentario y un largo etcétera.
Esta situación se refleja en las cifras de producción de la Siderúrgica del Orinoco (Sidor), una empresa con 57 años de existencia que llegó a establecer un récord de producción de acero líquido en 4,3 millones de toneladas.
Durante 2021, Sidor apenas produjo un 6,88% de la capacidad que tiene instalada, con algunas unidades de producción totalmente paralizadas durante meses.
Las cifras detalladas, proporcionadas por trabajadores de la empresa, reflejan promedios diminutos de producción en todas las materias primas que elabora Sidor.
A lo largo del año, se produjeron 1.093.459 toneladas métricas de pellas (15,2% de capacidad instalada), 136.430 toneladas métricas de hierro de reducción directa (3,6%), 7.014 toneladas métricas de cabillas (1,2%), 72.387 toneladas métricas de alambrón (11,1%) y 150.970 toneladas métricas de palanquillas, que junto a 10.050 toneladas métricas de planchones conformaban un total de 169.020 toneladas métricas de acero (3,3%).
Estos resultados demuestran el deplorable estado de Sidor, una de las empresas más representativas del grupo de industrias básicas de Guayana.
Los resultados, además, contradicen al ministro de Industrias y Producción Nacional José Gregorio Biomorgi, quien declaró a inicios de año que se ha impulsado la recuperación en las industrias básicas de Guayana, al punto de que se ha alcanzado una producción del 50% de la capacidad instalada.
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