En el año 2000, la Asamblea General de la ONU proclamó el 18 de diciembre como el Día Internacional del Migrante, con la finalidad de impulsar el intercambio de experiencias y oportunidades de colaboración por parte de los países y regiones, ante las dificultades de la migración internacional.
Ahora, en el 2021, el éxodo venezolano y las caravanas de centroaméricanos han hecho que la región se convierta en un inmenso corredor de migrantes, por lo que los expertos alertan que la situación es “precaria”.
“Latinoamérica se ha convertido en un inmenso corredor de migrantes hacia el norte y hacia el sur”, explica Luis Thayer, profesor especialista en migración de la Universidad Católica Silva Henríquez, de Chile. En la década de 1990 y principios de 2000, recuerda el experto, migraba gente de clase media, pero hoy en día migran los más pobres.
Los flujos migratorios a lo largo del triángulo norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador), por ejemplo, se contrajeron significativamente en 2020 y gran parte de 2021 debido a las restricciones por la pandemia del coronavirus, pero, con el avance de la vacunación y la reactivación de la economía estadounidense, las caravanas de migrantes han vuelto a cobrar fuerza.
El drama venezolano y haitiano
Otro de los dramas de la región es el éxodo venezolano, que mundialmente es solo superado por el sirio. Sobre la cantidad exacta de migrantes venezolanos no existen estadísticas oficiales, pero la Plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrantes de Venezuela, que depende de Naciones Unidas, ha informado de 6.038.937 migrantes venezolanos en todo el mundo. De ellos, 4.992,664 están en América Latina y el Caribe.
Si bien los principales países receptores, como Colombia, Perú, Chile o República Dominicana, han hecho esfuerzos para regularizar a los migrantes venezolanos, todavía haría falta una mejor coordinación regional. “Nos falta una institución que permita coordinar entre los países, porque es muy difícil resolverlo bilateralmente. No se puede seguir entendiendo la frontera como una línea. La gente se moviliza atravesando los países, donde también se encuentran con la xenofobia”, asegura el académico chileno.
En ese punto, Thayer recuerda el ataque a venezolanos en septiembre en el norte de Chile, donde las pertenencias de los migrantes fueron quemadas, algo que reflejaría el abandono del Estado en políticas migratorias: “No se puede dejar que la migración sea gestionada por la mano invisible del mercado. El Estado tiene que estar presente en las comunidades”, sostiene.
Asimismo, agrega, la sociedad tiene que entender que “hoy migran los venezolanos o haitianos, pero mañana le puede tocar a cualquiera”.
El pasado 15 de diciembre David Smolansky, designado por la Organización de Estados Americanos (OEA) comisionado para la crisis migratoria de Venezuela, aseguró este miércoles que «la ausencia de libertades» en Venezuela ha triplicado la cifra de migrantes, que el año próximo podría llegar a los 7 millones.
«La cantidad de venezolanos que ha salido de Venezuela se ha triplicado y en el 2022 puede que la cifra llegue a 7 millones de venezolanos migrantes», dijo Smolansky en un foro sobre migración, según un comunicado de la oposición.
Recordó que la ciudad de la región que alberga la mayor cantidad de desplazados venezolanos es Lima y que desde distintas ciudades del mundos se hacen esfuerzos para «proteger a la diáspora».
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