Un verdadero drama viven los pacientes cardiópatas quienes requieren un mínimo de 60 dólares para cubrir gastos de control con el especialistas y algunos exámenes, una rutina que deben hacer con una frecuencia de al menos una vez al mes, o de lo contrario la salud se complica a millón. Sin embargo, la crisis económica que vive el país impide a muchos pacientes cumplir ese control a cabalidad mientras la enfermedad causa estragos y les acorta la vida.
Lorena Rojas | La Prensa de Lara
La falta de especialistas en la red de salud pública impulsa a los pacientes a buscar alternativas en el sector privado. Una consulta con un cardiólogo, sea en una clínica o un consultorio privado, tiene un precio de 40 dólares, a cuyo monto se suman los gastos de exámenes de control y rutina, con lo cual sube a 60 dólares.
Un electrocardiograma puede costar 13 millones de bolívares mientras que el monitoreo ambulatorio de presión arterial (MAPA) tiene un valor de 15 millones de bolívares. La situación se complica para los pacientes que requieren de un marcapasos o cateterismo pues necesitan de al menos 5 mil dólares para someterse a la intervención.
«Todo está carísimo, cada vez que venimos a la consulta es un precio nuevo el que nos encontramos. Para hacerse los exámenes que no son de rutina como los mapas y los electros es lo mismo hay que disponer de otro dinero extra», dijo Marlene Pérez desde Ascardio, quién aseguró que asiste mensualmente a consulta y que ha podido continuar con el tratamiento gracias a las remesas que le envían.
Frente a la crítica situación, Ascardio se ha convertido en una tabla de salvación para estos pacientes, ya que la consulta cuesta 15 millones de bolívares, una cifra que aunque supera el salario por creces, es más asequible que pagar 40 dólares en el sector privado.
«Antes me veía en el seguro, pero ahora dicen que la prioridad es el Covid-19, por eso me tocó venirme hasta Ascardio que es mucho más económico que una clínica», comentó Cándido Alvarado quien debe asistir cada 4 meses a consulta.
Nélida Álvarez, quien vive en la zona del oeste de Barquisimeto contó que prefiere madrugar para llegar a tiempo a las consultas de Ascardio, pues con el dinero que se ahorra de una consulta privada, puede cubrir los gastos de los medicamentos. «Es lejos de mi casa pero ¿qué vamos a hacer?, hay que ahorrarse porque son varias cosas las que se compran al mes», destacó.
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