Arrancó la Consulta Popular de la oposición, el mecanismo ideado por la Unidad Democrática para enfrentar el fraude electoral del domingo. Y lo hizo con los primeros contratiempos en lo que parece una carrera repleta de obstáculos. «No podemos normalizar la tragedia, por eso alzamos la voz. No nos vamos a rendir, seguiremos adelante», arengó Juan Guaidó durante una aparición sorpresa entre la gente que esperaba en una larga cola de vehículos para cargar la gasolina racionada.
El presidente encargado se ha echado sobre sus hombros el despliegue de una consulta popular que hasta el sábado se realizará de forma digital a través de dos aplicaciones (Telegram y VOATZ) y de una web (www.consultaporvzla.com) y el sábado se confirmará de forma presencial. Fuentes opositores confirmaron a EL MUNDO que durante las primeras horas medio millón de personas contestaron a las tres pregunta planteadas por el Parlamento democrático sólo a través de Telegram, que también sufrió retrasos porque las otras dos herramientas digitales fallaron.
Dirigentes opositores conminaron a sus seguidores a que los emigrantes no usen Telegram, que hasta el momento ha funcionado en el interior del país. Venezuela sufre uno de los internet más lentos del planeta.
El comité organizador de la consulta ha convocado a los venezolanos a protestar el propio sábado. «El 6-D dimos una demostración clara de que los venezolanos no estamos dispuestos a asistir en esos procesos ilegítimos. El 12, del mes 12, a las 12 horas vamos estar todos con determinación, demostrando nuestro deseo de cambiar y de rescatar la democracia», subrayó el ingeniero Enrique Colmenares, quien preside el comité.
El principal objetivo de la consulta es superar los 6 millones de votos cosechados en las elecciones parlamentarias del madurismo, que suponen el 30,5% del censo electoral, según los datos aportados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) superado el 98% de escrutinio.
La oposición tiene previsto habilitar centros por todo el país y en los países de acogida para que los venezolanos puedan consolidar su voto tecnológico de forma presencial con el código que se obtenga a través de las plataformas.
Frente a la postura de la Unión Europea, que esperará a los próximos acontecimientos para hacer pública una postura común, EEUU profundizó su apoyo a la consulta popular a través de Mike Pompeo, su secretario de Estado: «La consulta popular es una oportunidad para que los venezolanos se expresen en apoyo a la transición democrática y en rechazo al fraude del régimen».
Mientras la oposición se desplegaba para mitigar los efectos del montaje electoral del domingo, el chavismo contabilizaba los escaños conseguidos, entre 230 y 240 de los 277 en juego.
Los grandes perdedores fueron los diputados expulsados de la Unidad. Luis Parra, falso presidente del Parlamento impuesto por los militares, no consiguió entrar entre los elegidos de la oposición a medida confeccionada por el chavismo. La alternativa de extrema izquierda al PSUV, encabezada por el Partido Comunista de Venezuela, tampoco convenció a casi nadie: obtuvo el 2,7% de los sufragios.
Uno de los partidos que concurrían, el socialista MAS, denunció que las cifras de participación fueron engordadas, como ya había adelantado el Parlamento. «Se trató de un proceso completamente viciado desde su origen, con irregularidades documentadas en todas las fases del ciclo electoral», sentenció Transparencia Internacional.
Una de las irregularidades más pintorescas fue el cambio de colegio electoral a última hora de Maduro. El «presidente pueblo» votó dentro de un cuartel militar para evitar Catia, uno de los barrios populares de Caracas, pero en una comparecencia hoy aseguró que lo hizo para evitar un atentado.
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