Habitantes de la Cota 905 afirman que se sentían seguros en su zona. Luego de la operación policial muchos temen que se presente otro enfrentamiento de este nivel y quedar atrapados entre las balas, mientras evalúan los daños a sus casas hechos por uniformados.
Muchos de los desplazados por el enfrentamiento entre integrantes de la banda de Carlos Luis Revete, alias “el Koki”, y los funcionarios policiales en la Cota 905 aún no han podido regresar a sus casas. Algunos lo perdieron todo porque los cuerpos del Estado destruyeron sus casas. Otros tienen temor de volver y tener que estar bajo otra lluvia de balas que pueda acabar con sus vidas.
María* vive en la avenida principal de la Cota 905, su nombre resguarda su verdadera identidad por razones de seguridad, y le contó a TalCual que había llevado a su sobrino de 11 años de edad con síndrome de Down a pasar unas vacaciones en su casa, pero tras quedar en medio de la balacera lo sacó del lugar el viernes a las 7:30 de la mañana para llevarlo de vuelta con su padre a otro estado del país.
Vandalismo uniformado
Los testimonios sobre abusos policiales hacia civiles se acumulan. Puertas rotas, alimentos robados, propiedades vandalizadas van uniendo a las víctimas. TalCual pudo conocer que la mayoría de las casas que están en la parte alta del cerro han sido destruidas «por los funcionarios policiales» que ahora se mantienen «resguardando» la zona, según cuentan habitantes de la Cota 905.
Una mujer que salió de su casa el viernes en la mañana y regresó tras el cese al fuego, se encontró con que no solo le vandalizaron su vivienda y le robaron los electrodomésticos, sino que hasta el techo se llevaron. Perdió todo y ahora se pregunta cómo reconstruirá su domicilio y recuperará sus enseres. Por ahora, un candado resguarda lo que quedó en la casa.
“Los que vivimos acá sabemos que esto era algo entre el gobierno y los pranes del barrio. Ellos estaban apoyados y respaldados, y aunque es muy lamentable lo que te voy a decir, con los chicos malos nadie jamás vivió algún tipo de amenaza. Ellos se ganaron el respeto de muchos y no veo eso en las autoridades”, expone, al tiempo que afirma que nunca ha estado de acuerdo con los antisociales.
“La verdad es que no tengo miedo”, se reafirma esta joven, quien también comenta que la presencia de los funcionarios en la zona genera zozobra. Ella se siente indignada porque que salir de su casa implica la posibilidad de que un funcionario la pare y la maltrate.
“La mayoría son malandros uniformados que no saben cómo tratar a la gente y por el hecho de uno ser de la Cota a uno lo quieren humillar, rebajar y eso no está bien. El miedo es a esto”, revela.
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