En Ciudad Guayana, los ciudadanos deben pagar cinco veces más, que lo que reciben como salario mínimo ($0,90). Quienes no tienen acceso a camiones cisterna terminan usando el agua de la lluvia o de los aires acondicionados.
Vecinos de las parroquias Universidad, Cachamay y Unare, al suroeste de Ciudad Guayana, pasaron una semana sin agua ante el deficiente servicio de Hidrobolívar. Los guayaneses tuvieron que hacer uso de los pocos ahorros que tenían para emergencias de salud o alimentos para costear agua por cisterna.
Azael Hug, vecino del Campo B de Ferrominera, tuvo que pagar en cuatro días 55 dólares por el suministro de tres mil litros de agua. En el primer despacho gastó 15 dólares por mil litros, equivalente a un tanque pequeño, luego 10 y por último cinco dólares, con el último camionero.
Tocamos el presupuesto del alimento para tener acceso a agua”, comentó. Esta fue la única alternativa para abastecerse luego de que Hidrobolívar, por una falla en la bomba interna, que limpia los filtros, prácticamente suspendiera el despacho de agua potable para su sector.
La última vez que costeó este tipo de servicio fue hace dos años, cuando en la comunidad estuvieron sin agua más de una semana. En ese entonces no era tan difícil pagar este servicio donde hasta la escasez de combustible influye. “No es fácil sobrevivir a esta Guayana”, expresó.
José Camacaro, residente de Villa Icabarú, también descompletó su presupuesto al pagar 30 dólares por 4 mil litros de agua. Tuvo que ir al llenadero de pozo profundo, cercano al Club Ítalo de Puerto Ordaz, para lograr ser atendido por uno de los camioneros.
Comentó que los vendedores no tenían gasoil y dada la demanda casi nadie estaba disponible. Los que estaban trabajando tenían pedidos de tres días atrás y pasaban entre dos y tres horas para poder abastecerse, cuando anteriormente no tardaban ni una hora en el llenadero.
Camacaro tuvo que comprar los 4 mil litros al no contar con agua ni siquiera para asearse. Ese dinero era fundamental para comprar alimentos. “Lo teníamos destinado para algo de comida”, expresó. El estrés y la preocupación por agua lo obligó a costear la cisterna.
Gastos operativos
Joao Romero, vendedor de agua por cisterna, recarga en un llenadero cercano a la terminal de pasajeros de San Félix. El costo depende de la distancia que deban recorrer. En zonas cercanas al lugar donde se abastece, cobra el tambor de 200 litros a 120 mil bolívares, por lo que cada mil litros saldrían en unos 600 mil bolívares (alrededor de 1.5 dólares).
A sus gastos se le suman el diésel, los repuestos como cauchos y mantenimientos del vehículo como cambio de aceite, por lo que entre más recorra, más costoso puede ser el precio del agua. “Lo que uno hace es para medio comer”, dijo.
Estima que a zonas lejanas como Unare o Core 8, el suministro puede variar entre 40 y 60 dólares la cisterna, dependiendo el consumo y cuánto cargue cada cisterna.
“Ahorita mantener un carro no es fácil”, indicó otro vendedor de agua que prefirió no identificarse. Se abastece en el pozo profundo cercano al Club Ítalo, donde paga a 0,70 centavos de dólar los mil litros de agua, para luego venderlo a cinco dólares.
Además de los gastos de repuestos y mantenimiento del vehículo le ha tocado comprar diésel en el mercado negro a 2.75 dólares el litro para mantener la operatividad. “Lo que más cobra el camionero es el gasto del camión”, comentó.
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