Luego de haber negado su migración a Chile en el año 2018, Jordán Rodríguez, expresidente del canal estatal Venezolana de Televisión, rompió su silencio y reveló todo lo que ha vivido en el extranjero.
En una entrevista publicada en Youtube, contó que recién llegado al país sudamericano montó un puesto de perros calientes con sus «ahorros», pero su socio se drogaba y, al estar indocumentado, se le hacía difícil continuar.
«Me iba bien, pero eso no te ayuda para sacar los papeles. Además, mi socio cayó en las drogas. Un día lo vendió y perdí mi dinero (…) después conseguí un trabajo en una oficina de corretaje de seguros, pero mi jefe era una persona muy pedante», expresó.
Y añadió: «Después de eso, casi fui prostituto«. Explicó que vio un anuncio en el que solicitaban escoltas, pero en la entrevista para el trabajo le dijeron que realmente buscaban masajistas.
«‘¿Tú sabes dar masajes?’, me preguntó una señora colombiana. Yo le dije que solo masajes deportivos. ‘Tú estás bonito. Te va a ir bien’, me respondió. Esa fue la mejor semana de mi vida porque hice como 400 dólares», relató el periodista chavista.
Indicó que en un día hizo casi 170 dólares: «Eso es algo que no había hecho y que más nunca hice».
Reveló que el grupo lo conformaban dos venezolanos, dos colombianos y un dominicano. «Íbamos al local, nos vestíamos, nos repartían con las clientas y uno iba y hacía el masaje».
Sin embargo, el sueño le duró solo pocas horas porque la dueña del negocio se devolvió a Colombia: «La tipa se fue y nos dejó así. En dos días, se fue el trabajo de mi vida».
«Caí en debacle»
Rodríguez afirmó que después de allí trabajó en un taller mecánico, una de sus peores experiencias en el extranjero.
«Caí en debacle. Ese taller mecánico era un campo de concentración. Era terrible. Todo era un chisme, estuve como un mes y medio. Estaba todo amargado«, dijo.
Reconoció que en ese momento se preguntó qué hacía en Chile, por qué había migrado.
«Entré lavando carros. Después me pusieron de atención al cliente. El trabajo no estaba malo, pero era tan tóxico que de verdad les dije: ‘Métanse este trabajo por el culo‘».
Estuvo 15 días desempleado hasta que ingresó en una funeraria como chófer, aunque le tocó hasta preparar cadáveres.
«Una noche me tocó preparar un cuerpo, limpiarlo, todo. Como eres migrante, te pagan dos lochas y ¿quién más puede hacer el trabajo? pues un migrante pelando bolas. Entonces me tocó un señor grandísimo que ya tenia 48 horas muerto, y ya estaba rígido», relató.
Pensó en el suicidio
Como cualquier migrante, pisó fondo. Señaló que pasó por una profunda depresión que lo llevó a pensar en el suicidio, pero con la ayuda de un amigo psicólogo, superó la crisis.
«Llegué a un punto de mi vida, en esta situación de migrante, en una profunda tristeza, en profunda soledad, que estuve tan deprimido que pensé en el suicidio… Sentía que no vivía. Entonces para qué», dijo.
Aseguró que después de un profundo proceso de reflexión, el pensar en sus hijos y en la esperanza de volver a verlos, se levantó: «Uno como migrante vive en ese peo, en ese sube y baja, sube y baja».
Pensó en regresar a Venezuela, pero en bicicleta. Armó un plan de viaje, evaluó su presupuesto, pero al final desistió de la idea.
«El día que vuelva, tengo que volver mejor de lo que me fui, y más por mis hijos, sino no vale la pena todo lo que he pasado», finalizó.
En la actualidad, aseguró, labora en una agencia editando material audiovisual y tomando fotografías.
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