La falta de agua es tan común que el régimen de Nicolás Maduro anunció en mayo, como un logro, la adquisición de 252 cisternas para surtir a más de la mitad de la población de manera puntual, a la espera de una solución definitiva.
Sin embargo, no parece que sea una cuestión que se vaya a resolver a corto plazo y la única opción frente a la carencia de agua es la compra de 1.000 cisternas más en los próximos meses, que continuaría siendo una forma provisional de paliar la escasez.
Y, aunque el problema es uno, las formas de hacerle frente son numerosas. Siendo el agua ahora más necesaria que nunca para combatir la pandemia por COVID-19, los venezolanos se manejan entre la indignación, la resignación y el ingenio para conseguir algunos litros.
Sin embargo, cuando el líquido llega a los hogares venezolanos, tiene un color y olor para nada saludable, lo que la hace no apta para el consumo humano.
Habitantes de Petare denunciaron mediante las redes sociales el color del agua que estaba llegando a sus hogares.
#6Jun #Denuncia #Miranda@VicenteaPaez: "Así llega el agua a las familias en #Petare.
No es apta para el consumo humano." pic.twitter.com/4TYHhvfHLH
— Reporte Ya (@ReporteYa) June 6, 2020
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