Prefiere no dar su nombre y que lo llamen Diego. Es el mejor amigo de Ronald Ojeda, y ha sido un sostén de la familia, destrozada por la trágica muerte del ex teniente venezolano, cuyo crimen ha desatado una controversia política en Chile. Secuestrado y asesinado de manera vil: se encontró en una maleta que estaba un metro cuarenta bajo tierra y con una cubierta de cemento encima.
Mientras el PC ha dicho que el régimen de Maduro no estaría involucrado, el Presidente Gabriel Boric mantuvo silencio durante 17 días, hasta hoy: “Como Gobierno actuamos con fuerza desde el primer día para que esto se esclarezca y como Presidente de la República yo también hablo a través de mis ministros y le entregamos como Gobierno las condolencias que corresponden a la familia de Ronald Ojeda”.
Amigos de armas. Hoy en su funeral no hubo -o no se vieron- representantes del Gobierno ni de la oposición. Diego, el amigo de Ojeda, dice a Ex-Ante: “Somos compañeros del ejército, de la promoción 2012. Yo básicamente fui el que organizó todo el funeral junto con la familia”. Acepta hablar, todavía muy emocionado. “Yo tengo ya siete años en Chile. La verdad es que su muerte es una noticia que nos impacta a todos los venezolanos que estamos en el extranjero, porque podemos notar que quienes hemos luchado de una u otra forma contra la tiranía, la opresión del régimen dictatorial que se dio en Venezuela (…) esto que pasó con Ronald es un mensaje que está mandando la dictadura”.
“Aunque lo quieran tapar, aunque lo quieran solapar, aunque quieran hacerlo ver como otra cosa, esto no es más que un mensaje que está mandando la dictadura, un mensaje para quebrarnos moralmente y para hacernos ver que no estaremos en paz en ninguna parte del mundo”.
Refugiado político en Chile desde 2023, Ojeda tenía 32 años. Fue hallado muerto 9 días después de su secuestro en Santiago. La hipótesis de que detrás del crimen esté el régimen de Maduro, asociado con el Tren de Aguara, es la que más sostienen los familiares y cercanos que fueron a su funeral, el 8 de marzo, a las 2 de la tarde, en el Cementerio Canaán de Pudahuel.
Pasan aviones comerciales que emprenden vuelo desde el cercano aeropuerto Arturo Merino Benítez. El ruido impide escuchar algunas partes de los discursos. Sobre el ataúd hay una bandera de Venezuela. La viuda abraza el féretro y le dice algo, que nadie logra escuchar. El pequeño hijo de Ojeda, con una gorra celeste, se mantiene admirablemente tranquilo. La hermana mayor del ex militar, en cambio, está destrozada. “Malditos, me lo quitaron”, dice. A las 14.44 la urna desciende bajo tierra.
Poca gente. Se pensaba que llegarían cien o más personas y de hecho había un operativo de Carabineros organizado. Pero llegaron no más de 40. Una venezolana dice: “No vinieron más por miedo”.
La viuda de Ojeda coincide en lamentar el miedo que viven los venezolanos y señala: “El gobierno de Venezuela es una dictadura y eso no podemos ocultarlo. Solamente les pido que no permitan que manchen el nombre de su país y se burlen de su soberanía… No pueden ocultar la verdad. Es un secreto a voces. Sabemos que detrás de esto está el gobierno de Venezuela”.
Contra el miedo. Luego de la ceremonia, Diego, el amigo de Ojeda, dice que “el miedo no nos va a derrumbar. “Ronald fue la primera persona que me brindó ayuda cuando llegué a Chile. El miedo siempre va a estar, pero la cuestión es luchar contra él. Y eso es lo que Ronald hizo con todo su activismo, con sus ideas. Todo esto es una demostración de que no tenemos miedo, de que simplemente reafirmamos que estamos en contra de todo lo que está pasando en Venezuela”.
Pese a la repercusión local e internacional que ha tenido la noticia, no vino ningún político. Salvo Darío Contador, empresario y uno de los fundadores de Amarillos, en el que ya no milita. “Soy parte de los demócratas de Chile que nos oponemos a las dictaduras. En mi caso, yo provengo de la izquierda. Fui parte de la Concertación. Estuve exiliado en Holanda. Fui preso político. Por lo tanto, conozco estos sellos sanguinarios de las dictaduras. Es el actuar de la dictadura, de Maduro”, explica Contador, que redactó una carta a favor de María Corina Machado y en contra de la inhabilitación.
Un periodista colombiano, Juan Pablo Monsalve, de NTN24, que cubre el cono sur, dice extrañado: “Esta noticia ha sido súper relevante en Latinoamérica y para los hispanos de EEUU, en especial para Colombia, que tiene muchos venezolanos migrantes y una larga frontera. En general, desde afuera la pregunta que se hacen es si hubo una violación de la soberanía de Chile”.
Aparte de la familia, había venezolanos residentes, que criticaban lo difícil que era conseguir asilo y pedían protección del Estado chileno. “Nosotros los venezolanos de bien lo único que queremos es que se haga justicia. Porque este crimen no puede quedar impune. No puede ser que hoy estén todos los medios y después se olvide. El primer teniente Ronald Ojeda eran un hombre de bien”, dice una mujer que ha llevado un cartel con consignas contra Maduro y no ha querido identificarse.
La familia se ha quedado junto a la tumba llena de flores. Justo en ese momento otro cortejo avanza tocando la canción “Si no te hubieras ido”, de Marco Antonio Solís, a todo volumen.
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