A 47 años de su muerte, un 23 de septiembre de 1973, ha sido presentado en Chile un soneto mecanografiado del poeta Pablo Neruda. Es la primera versión de Sangre de toro, un poema de 1965 en honor a un popular vino húngaro. Lo escribió durante un viaje de placer que realizó en agosto de ese año a Hungría, junto al escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias y a sus respectivas parejas.
Con información de El País de España
Ambos escribieron versos mientras recorrían el país, comían y bebían, sin imaginar que pronto recibirían el Nobel: Asturias en 1967 y Neruda en 1971. “Revisando los recuerdos de mi madre, que acababa de fallecer, encontré una caja de plástico con fotos antiguas, documentos y cartas. De repente, apareció un papel, delgado y en regulares condiciones. Era un poema de Neruda, firmado por él”, señala la médico chilena Marcia Telteinboim, que hizo el descubrimiento.
El poema dice así:
«Robusto vino, tu familia
no llevaba diademas ni diamantes:
sangre y sudor pusieron en su frente
una rosa de púrpura fragante.
Se convirtió la rosa en toro urgente:
la sangre se hizo vino navegante
y el vino se hizo sangre diferente.
Bebamos esta rosa, caminante.
Vino de agricultura con abuelos,
de manos maltratadas y queridas,
toro con corazón de terciopelo.
Tu cornada mortal nos da la vida
y nos deja tendidos en el suelo
respirando y cantando por la herida».
Cuatro años después del viaje, en 1969, ambos poetas publicaron el libro Comiendo en Hungría. Se editó en húngaro, castellano, francés, alemán y ruso. A diferencia de la primera versión que ahora aparece, el poema que se incluye en esa edición tiene una palabra adicional en el primer verso: “Robusto vino, tu familia ardiente”, señala el poema definitivo.
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Para Grínor Rojo, académico del Centro de Estudios Culturales de la Universidad de Chile, estudioso de la obra de Neruda, el chileno “fue quien escribió el poema, sin ninguna duda”. “Es un poema muy nerudiano, por su riqueza figurativa. Neruda es un poeta de una imaginación sensorial extraordinaria y los cinco sentidos están presentes en este brevísimo texto. Este es Pablo Neruda en pleno”, explica Rojo.
El primero de los textos que componen el libro de 1969 da cuenta del espíritu con que fue compuesto:
«!Está de moda comer!
Con piedra y palo, cuchillo y cimitarra, con fuego y tambor avanzan los pueblos a la mesa. Los grandes continentes desnutridos estallan en mil banderas, en mil independencias. Y todo va a la mesa: el guerrero y la guerrera. Sobre la mesa del mundo, con todo el mundo a la mesa, volarán las palomas.
Busquemos en el mundo la mesa feliz.
Busquemos la mesa donde aprenda a comer el mundo. Donde aprenda a comer, a beber, a cantar!
La mesa feliz».
El soneto Sangre de toro tiene otra particularidad notable: se trata de un soneto (una composición poética muy especial) escrito por un autor que, justamente, no se caracterizaba por escribir con formas establecidas. “Creo que, en este sentido, podría compararse la escritura formal de Neruda con la pintura realista de Pablo Picasso. No es lo que el artista hace o hizo mayormente, en ninguno de los dos casos. Pero cuando eso sucede el resultado es un derroche de maestría”, señala Rojo, que indica que otra excepción en la obra de Neruda son los Cien sonetos de amor, de 1959.
El poema mecanografiado se salvó casi milagrosamente. El poeta y su mujer, Matilde Urrutia, eran muy amigos del abogado Sergio Telteinboim y de su esposa, la licenciada en comercio exterior Perla Grinblatt. Compartían la militancia en el Partido Comunista y en los años sesenta, cuando los Telteinboim residían con sus tres hijas en la ciudad de Viña del Mar, asistían con frecuencia a las comidas y famosas fiestas que Neruda realizaba en su casa de Valparaíso, La Sebastiana. El poeta agasajaba a sus invitados con bebida, buena mesa y con versos inéditos, que regalaba en pequeños papelitos que hoy son un tesoro: “Cualquier manuscrito o mecanuscrito suyo que tengamos en nuestra posesión, como este de Sangre de toro, es una joya”, señala el profesor Rojo.
Los Telteinboim Grinblatt llegaron a tener una quincena de estos versos de Neruda, pero la mayoría no duró más allá del golpe de Estado de 1973, cuando las casas de las familias de izquierda fueron allanadas por los militares y los propios residentes se deshicieron de los papeles y documentos comprometedores, en medio de la represión política. La menor de las hijas, Marcia, tenía 11 años y recuerda aquellos días de “vorágine y temor” donde se perdió buena parte de la memoria material de su familia. Con su padre fallecido en 2006, las descendientes jamás imaginaron que Sangre de toro había sobrevivido entre los recuerdos del departamento de su madre en Santiago de Chile.
“Probablemente, ni ella sabía que se conservaba este documento”, relata Marcia, cuya madre falleció en Santiago de Chile el 14 de julio pasado, a los 94 años. Junto con ese papel “delgado y en regulares condiciones” donde estaba escrito a máquina el poema, aquella noche de invierno la médica halló también una invitación de 1961 a la inauguración de La Sebastiana. Junto a sus hermanas Patricia y Berta, decidieron donar ambos documentos al Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile, en una ceremonia virtual que se celebró este miércoles.
Con información de El País de España
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