Las conchas de mango y cambur que botaban sus compañeros eran su alimento diario. A Marcelino Contreras Camargo, de 65 años, recluso de la Comunidad Penitenciaria Fénix- en el estado Lara, lo mató el hambre. Tenía tres meses comiendo las conchas de frutas para poder mantenerse. En abril de 2021 no aguantó más y su vida se apagó. La historia de Marcelino no es la única en los penales de Lara, entidad que registra el mayor número de reclusos muertos por enfermedades, siendo la desnutrición y la tuberculosis (TBC) su peor condena.
Euseglimar González | La Prensa de Lara
Marcelino era del estado Bolívar, aunque su familia lo visitaba durante los primeros años de condena, las visitas fueron disminuyendo por falta de dinero para poder viajar desde el estado minero a Lara. «Él nos pedía dinero para alimentarse, pero igual estaba desnutrido. No aguantó comer sólo conchas de cambur y murió», comentó un familiar de Marcelino.
En Lara se han registrado 21 muertes de privados de libertad durante el año 2021. Según los registros que a diario lleva LA PRENSA, 17 han muerto por enfermedades en Fénix y en el Centro Penitenciario David Viloria, conocido como «Uribana», mientras que en los Centros de Detención Preventivos han muerto dos por tuberculosis y paro respiratorio. La violencia también se ha llevado a dos reclusos, uno en Fénix que recibió un golpe en la cabeza y otro en Uribana, tras un motín.
En un recorrido por los penales, familiares denunciaron a LA PRENSA que los reos están desnutridos porque muchos no tienen quien les lleve alimentos y el penal no garantiza una alimentación adecuada, lo cual ha sido la causa de muerte de 17 reclusos en Lara en 2021.
Carolina Girón, directora del Observatorio Venezolano de las Prisiones (OVP), sostiene que lo de Fénix no tiene nombre, pues es donde mayor número de muertes se han registrado en los últimos meses, sumando 14 en 2021.
«Los privados de libertad se están muriendo de desnutrición, la tuberculosis es la consecuencia de ella. La TBC no mata, sólo que el cuerpo no tiene defensas para combatirla y es por eso que lleva a la muerte», sostuvo Girón.
Desde 2017, en OVP han estado registrando las muertes por enfermedades, Girón detalla que la hiperinflación ha sido una bomba atómica contra los reclusos, pues sus familiares no tienen el poder adquisitivo para comprar comida para sus casas y tampoco para llevar al penal.
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