El crudo, y a la vez sencillo relato que hace Johnny Veramendi S.J. sobre lo que vivió en el viaje que realizó desde Caracas hasta el estado Apure desnuda una verdad imposible de ocultar. “El país desde la frontera”, lo llamó y es parte de lo que vivió en la visita que hizo al estado Apure del 10 al 21 de agosto; él trabajó hace años en Guasdualito y, desde que fue enviado a la capital de la República, descubre las dos caras del país: la Venezuela de Caracas y la Venezuela del interior; ésta última se hace más grotesca cuando se acerca a la frontera.
Por Sebastiana Barráez –Infobae
Apure es un territorio agreste, donde hace presencia la guerrilla colombiana, tanto del Ejército de Liberación Nacional (ELN) como de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia en sus dos bandos enfrentados: la Segunda Marquetalia, creada por Jesús Santrich e Iván Márquez, y el Décimo Frente de las FARC liderizado por Gentil Duarte. También hay guerrilla venezolana representada en las Fuerzas Bolivarianas de Liberación ahora llamadas Fuerzas Patrióticas de Liberación Nacional (FBL/FPLN). No faltan los grupos paramilitares y bandas criminales.
A ese estado fue Veramendi, quien describe a Apure como “una de las entidades más ricas del país, también de las más abandonadas y empobrecidas. Es un estado extenso e infinito que una de sus partes es fronteriza con Colombia. Desde este rincón podremos suponer la situación de otras poblaciones fronterizas con Bolívar y el Zulia”.
Afirma sin equívocos que “nuestra gente sufre y mucho, lucha con lo que tiene y puede para salir adelante; el país está muy lejos de ser un lugar de progreso y con oportunidades para muchos de nosotros”.
Aquí está su relato de parte de lo que vio y vivió durante esos once días en la frontera.
Martes 10 de agosto
06:00 am: Salida, en vehículo particular, para El Nula, capital de la parroquia San Camilo del Alto Apure, se encuentra en la vía hacia San Cristóbal, Táchira; El Nula es parte de la franja fronteriza con Colombia por el Departamento de Saravena. Es semana de cuarentena radical, pero en las vías la circulación es normal, cero puntos de control, quizá porque el día fue completamente lluvioso. Lo que sí hay son largas colas para surtirse de combustible.
02:00 pm: Parada en la ciudad de Barinas para surtirnos de la gasolina que llevábamos en bidones, porque ahí las estaciones de servicio estaban cerradas. Entre Barinas y Táchira se observa a personas en solitario, grupos y familias a pie; unos de ida y otros de regreso. Son los “caminantes”, como llaman a quienes se están yendo del país, otros so los “retornados”, los que de igual manera regresan.
05:30 pm: Llegamos a nuestro destino, El Nula que es una ciudad pujante en el pie de monte andino; su pujanza se nota en los pequeños comercios (pizzerías, heladerías, hoteles, etc.), sin embargo, es solo un frágil espejismo. Los sacerdotes jesuitas tienen una casa de acogida para los “caminantes y retornados”, pues siempre hay personas que buscan un lugar para descansar, bañarse y alimentarse, antes de seguir caminando hacia un destino incierto. La luz eléctrica la quitan todos los días, incluso durante horas. El peso colombiano es la moneda en circulación; el bolívar soberano (moneda oficial de Venezuela) solo existe para para pago móvil al transferir saldo a las líneas telefónicas venezolanas.
Sábado 14 de agosto
Narra Veramendi que “luego de buscar opciones para dirigirme a Guasdualito, la única posibilidad que surgió fue la de ir en moto, con un señor que transporta encomiendas. Fueron cuatro horas de viaje. Llegamos a Guasdualito a las 5 de la tarde, emparamados porque llovió durante casi todo el trayecto. El pago por el servicio fue tres mil pesos por litro de gasolina, además del almuerzo para dos personas por 30 mil pesos (casi 8 dólares).
En Guasdualito
Capital del Alto Apure, limita por El Amparo con la ciudad colombiana de Arauca. La Victoria lo hace con Arauquita. Es tierra netamente llanera y de calor infernal; la población es mayoritariamente llanera. Es significativo el deterioro. Muchos habitantes se han ido para Colombia y otros lugares; también han llegado muchos tantos de otros estados de Venezuela “a buscar suerte”.
Veramendi observa que ha aumentado la pobreza y la delincuencia. También ha crecido el número de personas mayores solas. Las guerrillas lo controlan todo, aunque ahora su presencia es más discreta que tiempo atrás. El combustible y el gas doméstico siguen siendo un tema relevante.
En esos días en que él viajó al estado Apure, cuenta que reinaba la efervescencia, en apoyo o en contra, de las elecciones primarias del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela). Detalló que había mucho descontento hacia el gobernador Ramón Carrizales y hacia el alcalde José María Romero alias Chema; desde Caracas impusieron como candidato a la gobernación a Eduardo Piñate, ministro de Educación. Lo del alcalde estaba aún por definirse. Cuando había algo de señal me enteraba de algunas noticias, como la situación del Diálogo en México, la liberación de Freddy Guevara y el caos en Afganistán.
El peso colombiano también es la moneda que fluye en Guasdualito. El COVID-19 campea silenciosamente, mientras el hospital central abarrotado en el que sólo atienden casos Covid y sin oxígeno. Hay un médico cubano que está atendiendo esos casos a domicilio. Me dijeron que era “milagroso” pero cobra en dólares. Toda una familia conocida, los Mirabal, murió por el virus, así como muchas personas conocidas. Hay gran cantidad de personas que han vendido el ganado para poder tratarse al caer con el virus.
Tren de Aragua: Luego del conflicto armado que se dio en La Victoria, en los meses de marzo y abril 2021, y que dejó a las comunidades de la zona muy afectadas, surgió otro problema con una banda delincuencial que se trasladó hacia Arauca; hubo enfrentamientos fuertes entre ellos y las FARC. Muchos venezolanos que se mueven diariamente hacia la zona están sintiendo los efectos de este conflicto y dijeron que hubo varios muertos.
Todo esto sucede en medio del silencio comunicacional, en el marco de un Estado prácticamente ausente, cuya presencia radica en el color rojo ‘gobiernero’ y los militares. Se está dando una ayuda importante a través de muchas ONGs nacionales e internacionales (Cáritas, SJR, ACNUR, HIAS y otras) que apoyan con medicinas, comedores populares y reparando escuelas.
Pena debe darles a nuestros gobernantes por esto, pero se dan el lujo de amenazar a esas organizaciones y sus representantes que más bien hacen el trabajo que a ellos les corresponde.
En la televisión sólo se ven los canales nacionales y algunos colombianos que no han sido censurados por el régimen. El canal Televen se ve, pero no se escucha.
El Retorno: el país en una buseta
Me tenía que regresar a Caracas en transporte público. La única línea de autobuses que hay desde siempre es Expresos Los Llanos, todo un desastre. Hay otras no oficiales y “más cómodas” que llegan hasta Maracay. Aprovechando la semana de flexibilización, compré el pasaje con antelación por 25 dólares. Salí el viernes; el viaje estaba pautado para las 5 de la tarde, pero exigían estar desde las 3 PM, es decir, dos horas antes. La buseta Encava salió a las 9 de la noche, seis horas después de estar en espera.
Los pasajeros: éramos 20, solo cinco hombres. Yo era el único que venía de Guasdualito, los otros llevaban unos cuatro días viajando desde Colombia, específicamente Bogotá, Bucaramanga, El Meta, Barranquilla, Medellín, Arauca, entre otros; nos dirigíamos unos a San Juan de Los Morros, otros a Puerto La Cruz, Valencia, Maracay y Caracas.
Entre todos se contaban dos familias, una señora mayor con 3 nietos pequeños, personas solas, una señora bastante mal de salud por tratamiento contra el cáncer, varios niños.
En el camino nos encontramos puntos de control y alcabalas, donde los funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y la Policía Nacional Bolivariana (PNB) “se ensañan a placer con las requisas. Son robos descarados y malos tratos. Una de las alcabalas más fuertes es la Caramuca, en la entrada de Barinas.
01:30 am: El autobús hizo una parada de 30 minutos en el sector Mirí; para que las damas usaran el baño pedían la “colaboración” de 1 dólar y a los caballeros el equivalente en bolívares (4.500.000,00); las mujeres preferían ir al de los caballeros, para hacer sus necesidades o refrescarse el rostro. Ya en la vía la GNB exige bajar todo el equipaje de la unidad. Las mujeres se quejan y quieren “negociar”. El militar se molestó y pidió a los hombres, bajar todas las maletas porque de lo contrario nos quedaríamos retenidos.
De manera que a echarle ganas; eran muchas maletas, cajas, sacos, 2 bicicletas, entre otros. En una de esas cargadas mi muslo derecho posterior hizo un movimiento raro con mucho dolor. ¿Resultado? desgarre muscular. El uniformado quizá se compadeció y revisaron solamente cinco maletones. Y volver todo a su sitio. Finalizamos la tarea, horas después, a las 05:30 de la madrugada.
Siguieron las alcabalas pero con menor intensidad en los controles. Pedían documentación; a los cinco hombres nos ordenaban bajar con nuestros respectivos equipajes. A un joven, que venía luego de 4 años a ver a su mamá en Maracay, lo despojaron de su celular. A otro que era de Colombia, por no tener cédula ni pasaporte, pasó por las trochas para ver a su familia en Caracas, le quitaron todo lo que traía (100$).
Los funcionarios se abastecen de cuanto se les antoja y así van despojando años de trabajo y sacrificio, con la excusa de que se puede estar traficando con material estratégico, armas o droga. Todos somos sospechosos. ¿Entonces cómo El Coqui pasó la frontera hasta Cúcuta con tan arduo operativo?
El transporte
Veramendi asegura que la buseta durante esas horas fue un espacio comunitario interesante. Brotó la solidaridad y la empatía entre desconocidos, conversaciones, chistes, risas y rabias compartidas; hasta el recuerdo por la madre de algún alto funcionario se hacía presente. Hubo refrescos, galletas y caramelos de todos para todos.
En medio de todo el trayecto se hizo un ambiente más holgado para tantas personas agobiadas. Dos jóvenes se hicieron cargo de la señora enferma hasta que llegamos a Maracay y la ubicaron en un taxi que la llevara hasta su casa. Una joven llevaba a su hija de meses que vomitó durante casi todo el viaje; varias mujeres se portaron como tías o madrinas de la bebé.
Arriesgada solidaridad
El joven colombiano, a quien la GNB le robó los 100$, compartía asiento con la joven de la bebé. En uno de los puntos de control lo invitan a bajarse y la muchacha pregunta que porqué se lo llevan. Una mujer militar le sugiere que ‘no se meta en lo que no le importa’. ‘Si me meto, porque él es mi pareja’, responde la madre de la bebé. Todos nos miramos asombrados ante la inusitada solidaridad de la joven con el muchacho. Los bajaron junto con la niña con el riego de dejarlos detenidos por ilegales, lo que no sucedió y los devolvieron a la buseta.
Al regreso los cuentos. Ella logró defender y salvar al joven en apuros. Contó que no sabía el nombre del muchacho, por lo que sólo le decía “mi amor”. Al revisarle los documentos de la niña, nacida en Colombia, constatan que el padre de la nena es otra persona. Ella, venezolana, dijo que eran esposos desde hace 6 años. ‘Pero el papá es otro, porque la niña tiene 8 meses de nacida’, refutó la oficial mientras leía la partida de nacimiento. La joven respondió ‘bueno mamita cualquiera comete un error. ¿Cierto mi amor?’. Nosotros estuvimos entre risas y más risas.
12:30 pm. Al mediodía llegamos a Maracay, estado Aragua. Allí nos despedimos y desperdigamos a otros lugares definitivos de nuestra geografía. Finalmente podemos afirmar que Venezuela es más que los lugares acostumbrados; el país, con su crisis humanitaria compleja y su debacle, cabe en un transporte público.
Sábado 21 de agosto. A las 03:00 de la tarde llegué a Caracas. La conclusión es que los venezolanos somos de una talla excepcional que se crece con humor y sentido de pertenencia en momentos como este y eso vale mucho.