Los merideños claman por la falta de gas. Entre otros problemas, esta escasez ha limitado la preparación de alimentos, que los obliga a enfrentar dificultades diarias en sus hogares, como usar cocinas eléctricas y leña.
María González relató cómo la falta de gas impacta su día a día: «Tengo un niño especial y necesitamos cocinarle constantemente. Uno, el adulto, puede aguantar y comer pan, pero él no. Tenemos una cocina eléctrica, pero no funciona bien».
«La falta de gas es bastante delicada. En Mérida, el gas se utiliza principalmente para cocinar y bañarse. En mi caso me afecta para bañarme, porque en las mañanas el agua sale muy fría. Ya llevamos más de un mes sin gas», comentó José Vivas, habitante del municipio Libertador.
También se han visto perjudicados adultos mayores, quienes necesitan de este servicio para cocinar y mantener una buena alimentación. «Nos cuesta mucho utilizar la cocina eléctrica. Para nosotros es muy difícil. Lo necesitamos para estar más tranquilos durante el día», expresó a su vez Lucy Dávila.
Por otro lado, los residentes de la ciudad no son los únicos perjudicados; en áreas rurales, como Pueblo Nuevo del Sur, también enfrentan dificultades. «Las bombonas se envían con quienes se encargan de llevar las hortalizas desde nuestra comunidad hasta la ciudad. Las enviamos vacías y regresan vacías», reveló Gustavo Villasmil.
Las autoridades encargadas no han emitido pronunciamiento alguno al respecto.
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