La tragedia por la que pasan los familiares de los integrantes de la Operación Gedeón es un martirio que pareciera no tener fin. La periodista Sebastiana Barráez entrevistó a Elizabeth Castillo, esposa del supervisor jefe Jean Calros José Castro Gutiérrez, cuyo paradero se desconoce aún.
Infobae | Sebastiaba Barráez
“Necesito que el gobierno venezolano me diga dónde está, qué pasó con mi esposo. A mí no me han dicho nada real, no me han entregado un acta de defunción, no me han dicho aquí está su esposo, usted ya es viuda, ya le matamos a su esposo y no hay nada qué hacer”, le dijo a Infobae la señora Elizabeth Castillo, esposa del supervisor jefe Jean Carlos José Castro Gutiérrez, uno de los participantes en la Operación Gedeón.
La pareja vivía en Colombia, de donde ella es oriunda. El misterio que rodeó la actuación de su esposo se develó aquel 3 de mayo, cuando se entera que él fue parte de quienes se lanzaron en la suicida emboscada que armó el capitán Antonio Sequea, llevando a la muerte a ocho hombres y a más de 60 a la cárcel. El caso ha sido tan sórdido, no solo por la serie de informaciones y desinformaciones del gobierno de Nicolás Maduro Moros, sino por el trato inhumano y violatorio de los derechos humanos de familiares de los muertos y de los detenidos, la violación al debido proceso, las imputaciones públicas y la humillación en el trato a los vencidos.
Uno de los hechos insólitos es que después de tres meses y medio aún no se conoce oficialmente el nombre de los ocho fallecidos que el ministro y ahora general en Jefe Néstor Reverol le informó al país ese día.
Elizabeth Castillo, la esposa de Jean Carlos José Castro Gutiérrez decidió hablar en entrevista exclusiva con Infobae.
– ¿Usted sabía de la participación de su esposo en la llamada Operación Gedeón?
– Bueno, en el mes de febrero me entero por parte de mi esposo. Cuando él se fue me dijo que iba a hacer otra cosa y como no regresaba a la casa insistí en preguntarle cuál era el motivo por el que no venía. Me informó que hacía parte de una operación, pero sin mayor explicación. No me dijo más que eso, quizás porque no quería ponernos en riesgo. Días después hablé con él, pero no tocamos el tema porque él no lo permitió, solo quería hablar de temas familiares y cosas así pero nada de lo que estaba haciendo y que lo mantenía lejos de la casa.
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– ¿Cuándo fue la última vez que habló con Jean Carlos?
– A mediados de marzo. Desde ahí ya no volví a saber nada. No tenía comunicación con él ni supe que pasaba, si era que les habían quitado los teléfonos, pero desde esa fecha perdí comunicación con él. El 3 de mayo vi la noticia en la hablaban de algo que había pasado en las playas de Macuto, que había supuestamente ocho fallecidos. Mi incertidumbre me llevó a pensar si sería a esa Operación a la que se había referido mi esposo. Llamé a mi hija y le dije lo que estaba pasando. Toda la familia también se empieza a alarmar. Y entonces nos enviaron un vídeo donde ellos se estaban presentando; hasta ese momento ni siquiera tenía idea que la operación se llamaba Gedeón. Ahí fue cuando entré en pánico y empecé a averiguar a través de las redes, escuché la noticia del fallecimiento del señor Colina al que llamaban Pantera, pero no encontré ninguna información sobre mi esposo.
Hasta el día de hoy, aunque parezca increíble, ninguna entidad del Gobierno venezolano nos ha llamado
– ¿Usted o cualquier otra persona de la familia ha recibido alguna información oficial, es decir, por parte del Estado venezolano sobre lo ocurrido y la situación de Jean Carlos?
– Hasta el día de hoy, aunque parezca increíble, absolutamente ninguna entidad del Gobierno venezolano nos ha llamado, ni a como esposa mí para decirme ‘pasó esto o lo otro con su esposo, está muerto o está vivo”. Nadie nos ha dado ninguna información respecto a mi esposo.
– Entiendo que varios familiares de los supuestos fallecidos se presentaron a la sede de la morgue de Bello Monte en Caracas para tratar de reconocer si entre los cadáveres estaban sus familiares. ¿Ustedes han podido corroborar si alguno de los cadáveres es el de su esposo?
– Un día mi hija me llama al trabajo y me dice que vio un vídeo publicado por el canal de la Red Capital aparecían los nombres de varias personas, entre esas el señor Colina y otras personas más, entre ellos mi esposo, diciendo que estaba neutralizado. ¡Imagínese cómo me sentó en ese momento! Cuando en la tarde llegó a la casa y mi hija me quiere mostrar el vídeo, la sorpresa es que ya el vídeo no estaba, lo habían eliminado. Después de eso fueron tantas cosas que no las he podido entender. Porque al comienzo aparecía que a mi esposo lo estaban investigando, luego vino ese video, después aparecía una publicación donde se leía que ‘estos son unos mercenarios que están pendientes por capturar’ y el primero de la lista era mi esposo.
– Le explico. El video al que se refiere lo publicó en su Instagram la Región de Defensa Integral Capital (REDI) y la publicación donde su esposo aparece como entre los que están buscando pertenece a una página alineada con el Gobierno llamada La Iguana.
– Imagínese eso. Más o menos entre el 19 y 20 de mayo, tenía mucha angustia por no saber nada de mi esposo, cuando el familiar de uno de los que también estaba en la Operación Gedeón me da el número telefónico de la abogada Ana Leonor Acosta, quien me pide que si quiero que ellos hagan averiguaciones debo firmarle un poder y así lo hice para que ella empezara a hacer los trámites.
– ¿Es una abogada privada?
– Es una defensora de derechos humanos, junto con el abogado Alonso Medina; son de una ONG. Ella me dijo que están llevando el caso de los otros familiares y de los que están privados de libertad.
– ¿Qué diligencias hicieron ellos?
– El 21 de mayo la abogada me pide que le envíe fotos de mi esposo porque está en la morgue, pero que hay seis cuerpos, y necesita verificar si alguno es el de mi esposo. Le envío las fotos, le doy todas las señales con la que lo pueden identificar, pero la abogada me dice que no podían identificarlos con los elementos que yo les había dado, por lo que era necesario que fuera un antropólogo y un fotógrafo forense, que tampoco pudieron identificarlo y quedaron que lo harían por las huellas dactilares que corroborarían con las del pasaporte.
– ¿Y lo hicieron señora Castillo?
– Si, el 22 de mayo la abogada Ana Leonor me dice que según las huellas ese era mi esposo pero que debía ir un familiar a reconocerlo, porque sino lo iban a inhumar y a dejar en una fosa común. Solo imagine lo terrible que es oír que, a su esposo, con familia y seres queridos que lo reclamen, lo van a dejar en una fosa común como un desconocido sin familia. Hasta dónde se violan los derechos. El papá de mi esposo, venciendo todos los obstáculos posibles, viajó hasta Caracas a confirmar si el cuerpo que iban a enterrar era el de Jean Carlos. El lunes 24 de mayo su papá pudo llegar a la morgue, se entrevista con los abogados, lo llevan a la PTJ (hoy CICPC Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas) para que declarara algo sobre lo que él no tenía información alguna, lo querían obligar a eso.
A su papá lo llevaron a la morgue. Él fue enfático al decir ‘no es mi hijo’
– ¿Y que respondió él?
– Que no tenía ninguna información. Mi esposo siempre mantuvo a todos en la familia al margen de lo que estaba haciendo; a él le dolía tanto su país, su familia y ver sufrir a la gente, que no quiso ponernos en riesgo a costa de su vida. No permitía que preguntara nada. A su papá lo llevaron a la morgue donde estuvo casi medio día. Uno conoce a sus hijos, por Dios, uno los conoce desde el primer momento. Él fue enfático al decir ‘no es mi hijo’. Aun así, querían que él aceptara que sí lo era. Después el abogado le dijo que firmara un documento donde dejara establecido que no reconocía en ese cadáver a su hijo y se podía ir. El papá de mi esposo insistió en que le hicieran una prueba de ADN para descartar la duda y, oh sorpresa, le dijeron que esa prueba no se la podían hacer al papá. Es la primera vez que oigo que la prueba de ADN no se la pueden hacer al padre. Le insistieron que debía ser un hermano, que no están en el país, o la madre, pero ella murió hace seis años. El papá insiste, y yo le creo, que ese no es su hijo.
– ¿Después que él no reconoce el cuerpo como el de su hijo y se va, qué sucedió?
– Ese mismo día la abogada me dice que daría el número telefónico de la forense que estaba llevando el caso en la morgue porque necesitaban, aun cuando el padre se negó a reconocer el cadáver como el de Jean Carlos, para saber si yo podía aportar información adicional y saber si realmente era mi esposo.
– Si. Esa es la comisaria jefa Bermis Martínez, quien no debería decir que es forense, porque no lo es aún cuando esté en la directiva del Servicio Nacional de Medicina Forense (Senamef); ella es comisario del CICPC.
– No sabía. Yo pensé que era médico forense. Ella me indica que vuelva y le diga cómo pueden verificar que sea mi esposo. Se le dan todas las señales, pero ella me dice que ya ese día no podía hacer nada porque ya había salido de la morgue, pero que entre 9:30 y 10:00 AM de día siguiente verificarían porque el cuerpo estaba congelado. Al día siguiente, entre 10 y 10:30 AM la señora me llama y me dice que sí es mi esposo, pero no sé en qué se basó para eso si el día anterior no lo habían identificado y de repente dice que en media hora ya saben que sí es mi esposo. Me advirtió que si no entonces lo iban a dejar en una fosa común. La abogada me responde que tampoco pueden hacer nada.
Dicen que los cuerpos fueron inhumados y que ‘cuando ustedes quieran, asumen los costos y reclaman el cuerpo’. Ni siquiera a un animal se le trata así
– ¿Qué pasó después de ese día?
– En realidad, nada, hasta que el 2 de julio mi hija se comunica con la que creíamos que era médico forense y le pregunta por qué no han vuelto a llamar, qué ha pasado. Ella, Bermis Martínez, responde cinco días después, el 7 de julio y dice que los cuerpos fueron inhumados en el Cementerio La Guairita en Caracas y ‘cuando ustedes quieran, asumen los costos, hacen los trámites y reclaman el cuerpo’. Ni siquiera a un animal se le trata así.
– ¿Qué solicita usted?
– Exijo. Exijo respuestas, que se me dé razón de mi esposo. No es posible que pretendan dejar eso así; desapareció, murió, lo mataron y lo dejaron en una fosa común.
– ¿Los abogados le han dicho qué hay en los expedientes, en el Tribunal que lleva el caso Gedeón?
– Absolutamente nada. Entiéndame, yo psicológicamente estoy muy mal al no saber dónde está mi esposo ni que pasó con él. Después de todo esto le pregunte a la abogada qué debo hacer de aquí en adelante con lo que ha sucedido con mi esposo; yo tengo derecho como ser humano, como su esposa. Igual que su padre y sus hermanos. Ella me dijo que mi esposo no aparecía entre los nombres de la morgue, había un Víctor Castro y un cuerpo que no lo reconocían. Mi deber moral es saber qué pasó con mi esposo.
Con información de Infobae
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