La cifra no aparece en el registro oficial. La tiene la OPS en sus actualizaciones epidemiológicas. Venezuela, a pesar de tener menos casos que los registrados durante el primer semestre de 2019 (5116), ocupa el primer lugar en la región subandina. Además, el organismo multilateral reporta nueve defunciones por la enfermedad.
Caracas. El patas blancas, como se le conoce al zancudo Aedes aegypti, principal transmisor del zika, dengue y chikungunya, no está de vacaciones porque haya una pandemia generada por la COVID-19. Cohabita con el virus silenciosamente. Y se dice de esta forma porque no hay datos oficiales de cómo avanzan las epidemias causadas por la picadura del mosquito hembra, a no ser las publicadas por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que tiene registrados 4602 casos de dengue y nueve muertes en lo que va de año.
Aunque la cifra no parece escandalosa —si se pone al lado de los 16.015 casos y 23 muertes por dengue ocurrido en Venezuela durante 2019—, la OPS ha dicho que ha aumentado enormemente la incidencia de dengue en el mundo en las últimas décadas.
Una gran mayoría de los casos son asintomáticos, por lo que el número real es notificado de manera insuficiente y muchos están mal clasificados.
Según una estimación reciente, se producen 390 millones de infecciones por dengue cada año, de los cuales 96 millones (67 a 136 millones) se manifiestan clínicamente (cualquiera que sea la gravedad de la enfermedad).
En otro estudio sobre la prevalencia del dengue, del cual se hace eco la OPS, se calcula que 3900 millones de personas, de 128 países, están en riesgo de infección por los virus del dengue.
En Venezuela no hay registro oficial como se ha dicho. No se publica el boletín epidemiológico desde hace cuatro años, lo que supone un subregistro alto y, ahora, en medio de la pandemia, puede estar ocurriendo la no notificación de los enfermos: 1) porque todo en materia epidemiológica se maneja tomando como referencia la COVID-19; y 2) porque los pacientes no están acudiendo a los centros de salud. Temen aislamiento y discriminación.
Además, un alto porcentaje de la población no tiene para pagar consultas y exámenes. Tampoco para comprar medicamentos. Según la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi-2020), 96 % de los venezolanos es pobre por ingresos, lo que dificulta enormemente costear, por ejemplo, un tratamiento básico de antigripales, pues un blíster de 10 pastillas no baja de los 800.000 bolívares. Todos estos factores afectan y retrasan la información epidemiológica del país, la cual no solo sirve para saber cuántos casos hay, sino para tomar medidas y aplicar políticas oportunas en materia de salud pública.
En estos momentos, según el doctor Luis Echezuría, pediatra-epidemiólogo, integrante de la Sociedad Venezolana de Infectología, hay casos de influenza, dengue, chikungunya, enterovirus y por supuesto SARS-CoV-2, causante de la COVID-19. Y al no tener cifras de cómo avanzan los virus, insiste en que la recomendación no puede ser otra que acudir al médico; y alertó que la automedicación es muy delicada. De ahí, para él, lo más importante en estos casos es la educación y la información para la salud, y después acudir al médico ante cualquier signo, “pues es el que tiene la capacidad de hacer los diagnósticos diferenciales y el mejor abordaje para los pacientes por cada una de las enfermedades».
La Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios (OCHA) en su informe de junio había indicado que se notaba una disminución de 32 % de los casos comparado con el mismo período de 2019, cuando hubo 5116 notificaciones.
No obstante, indicó que la tasa de letalidad reportada era superior a la tasa de la subregión Andina (0,055 %) y a la tasa de la región de Las Américas (0,036 %). En este continente se han registrado 1.981.775 casos y 718 fallecimientos.
En este contexto, cuando hay 4602 casos de dengue, recomendó como necesario el fortalecimiento de medidas de preparación y respuesta intersectoriales; así como mantener las acciones sobre manejo de casos, diagnóstico de laboratorio, comunicación de riesgos y manejo integrado de vectores, al igual que reforzar las estrategias comunitarias orientadas a medidas de prevención y control.
Consejos que han venido haciendo sistemáticamente la Red Venezolana de Salud Pública y la Red Defendamos la Epidemiología Nacional en sus alertas periódicas para el dengue y otras arbovirosis; en las que además indican:
- Realizar jornadas de recolección de la basura, saneamiento ambiental y fumigación aérea cerca de las viviendas y dentro de ellas, que permitan combatir las poblaciones de mosquitos adultas.
- Uso adecuado de insecticidas aprobados por las leyes de regulación internacional, así como la rotación de los mismos a fin de manejar la resistencia del mosquito a los insecticidas. La aplicación de agentes químicos, biológicos o ambos en los sitios de cría (acuáticos) por parte de las autoridades locales de salud evitaría la emergencia de adultos picando en y alrededor de las casas.
- Protección personal dentro de las casas: la utilización de mosquiteros durante el día (horas de actividad de los Aedes), el uso de telas metálicas en puertas y ventanas, el uso de aire acondicionado en los espacios residenciales y el uso de repelentes constituyen algunas de estas medidas domésticas.
Para tener en cuenta
El vector principal del dengue es el Aedes aegypti. El virus se transmite a los seres humanos por la picadura de mosquitos hembras infectadas.
Tras un período de incubación del virus, que dura entre 4 y 10 días, un zancudo puede transmitir el agente patógeno durante toda la vida.
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