La situación de Venezuela desafía las teorías de la economía y trastoca la calidad de vida de los 28 millones de ciudadanos que viven en el país.
La hiperinflación es la cara más visible de la crisis económica en los últimos tiempos, sumado a la pandemia del COVID-19, muchos venezolanos han quedado sin empleo y desamparados ante la posibilidad de resolver en estos momentos de crisis.
Tal es el caso de Yelitza Velásquez, una venezolana que vive junto a su pareja, dos hijos menores de edad y uno de sus nietos en el baño de un estadio de softbol, ubicado en el sector Pedro Luis Briceño, en el estado Nueva Esparta.
Desde que llegó la pandemia a Margarita, su temor no solo era ser parte de las estadísticas de los fallecidos por COVID-19, sino morir de hambre, ya que desde que se inició la cuarentena, en marzo del 2020, quedó desempleada.
Velásquez vendía empanadas y se dedicaba el aseo de casas y apartamentos pero desde que se agravó la crisis por la enfermedad del COVID no ha podido seguir laborando.
#HistoriasFrágiles | Conoce la historia de Yelitza Velásquez, madre, esposa y abuela que no solo teme contagiarse de COVID-19, sino también morir de hambre #2abr https://t.co/ujJ3nWyE1Y pic.twitter.com/lkSQXhv60L
— El Pitazo (@ElPitazoTV) April 3, 2021
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