Algunos conductores en Venezuela no solo deben cuidarse de la pandemia y luchar contra una economía en la que una mascarilla cuesta más que un salario mínimo, ahora también sortean la escasez de gasolina en el país que tiene una de las mayores reservas de petróleo del mundo.
Por Fabiana Rondón | VOA
Recorrer Caracas para generar ingresos mayores a los que perciben muchos trabajadores venezolanos, es una tarea que ahora resulta difícil de cumplir para algunos taxistas.
La escasez de gasolina ha dejado a varios de estos choferes con sus vehículos detenidos o comprando combustible en el mercado negro, mientras esperan soluciones efectivas que no llegan.
Ernesto Pirella, taxista desde hace más de un año, contó a la Voz de América que desde que comenzó la cuarentena en el país – el pasado 13 de Marzo– su rutina de trabajo ha cambiado de manera drástica.
De los 43 días de confinamiento, -afirma-, solo ha logrado salir a trabajar 14 días. El conductor se niega a pagar gasolina en el mercado negro, pues asegura que los precios son excesivos.
“El tema de la gasolina no está nada fácil, en dos oportunidades luego de hacer una cola de horas, al llegar a la estación de servicio el bombero me dijo que no podía surtirme porque no era un funcionario público y el salvoconducto que tenía era por parte de una empresa privada”, explica.
Durante años los venezolanos se acostumbraron a llenar los tanques de sus carros con menos de un dólar, un beneficio que daba ser el país con una de las mayores reservas de crudo del mundo.
La escasez actual de combustible lleva, – a los que pueden y quieren-, a pagar en el mercado negro hasta cinco dólares por litro cada litro de gasolina.
“Obviamente no voy a contribuir en esa cochinada en la cual nos estamos jodiendo entre nosotros mismos”, afirma Pirella.
Le preocupa, -comenta-, la falta de información oficial sobre el tema. Asegura que el gobierno solo habla de los contagios por coronavirus y no de la crítica escasez de combustible que tanto está afectando a la población en medio de la cuarentena.
Pirella ha visto caer sus ingresos en medio de la pandemia, agravado por la escasez de gasolina. Antes de esta crisis, explica, él obtenía un promedio mensual de 200 dólares. Ahora gana menos de la mitad, lamenta.
“Es que los servicios disminuyeron muchísimo. Solo le he trabajado a la gente de Directv, obviamente con las precauciones de (usar) tapaboca, guantes, anti bacterial. Cada vez que se bajaban del carro lo limpiaba con alcohol, el asiento y las manillas de las puertas del vehículo”, dice.
También protegerse ha sido un desafío en el que lo apoya su esposa, explica Pirella. comenta que su esposa lo ha ayudado a mantener todas las medidas sanitarias pertinentes a la hora de salir a hacer un servicio, aunque el temor de ser contagiado está siempre latente.
“Mi esposa me rociaba con alcohol en todo el cuerpo, me quitaba los zapatos y por debajo le rociamos alcohol como es un apartamento entro y cierro la puerta. Allí mismo me desvisto, luego voy y me ducho”, detalla el taxista que sostiene a su familia por ahora de sus ahorros.
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