En un cementerio de barcos de distintos tamaños se convirtió el puerto pesquero de La Vela, municipio Colina del estado Falcón, tras cumplirse tres años y ocho meses del cierre de frontera entre Venezuela y las islas Aruba, Bonaire y Curazao.
La Vela de Coro es un pueblo pintoresco, la mayoría de sus calles y casas datan de hace 200 años. Fue reconocida por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, pues su historia y cultura se remontan a más de dos siglos.
Una muestra de esto es el intercambio comercial de frutas y hortalizas con la isla de Curazao, que no se tiene una fecha de cuando se inició, pero sí se sabe que ha sobrevivido de generación en generación hasta 2019, cuando el régimen de Nicolás Maduro cerró todas las vías de comunicación con las islas ABC (Aruba, Bonaire y Curazao), porque presuntamente se estaban desvalijando las empresas del Estado para venderlas como chatarra en las procesadoras de Aruba.
Después de tres años y ocho meses de ese fatídico anuncio, se comprobó que esta medida más que beneficiosa, resultó perjudicial para quienes viven en esa región falconiana. La economía de La Vela se fue en picada y afectó a más de 3.000 marinos y, por ende, a todos sus familiares, lo que se traduce en un 90% de la población de La Vela.
También fueron afectados los habitantes de Curazao, que ahora reciben frutas y hortalizas congeladas de Colombia, ya que los proveedores deben surcar por una ruta más larga y las mercancías se dañan más rápido, lo que impacta en el precio de los productos en la isla.
Muelle en el piso, custodiado y abandonado
El puerto de Muaco, ubicado en La Vela, era de donde históricamente salían las embarcaciones a una isla en la que llegaban en muy poco tiempo. También durante décadas recibían turistas que llegaban al país para disfrutar de las bondades turísticas de Falcón, pero debido a la falta de mantenimiento preventivo, la ausencia de inversión y el abandono gubernamental, el muelle del Puerto Internacional Muaco se hundió y desde hace algunos años ya no está operativo.
También la infraestructura donde se reunían los visitantes y eran recibidos por los pobladores está en completo abandono. Fue desmantelada frente a los ojos de los funcionarios de la Guardia Nacional que están ubicados muy cerca y que no permitieron el acceso a la prensa para la realización de este trabajo.
Desde entonces, los lancheros y comerciantes salían desde el puerto de La Vela, que aunque también mostraba el abandono gubernamental, los habitantes de la zona se unieron para evitar que pasara lo mismo y pusieron luces, pintaron y mejoraron algunos espacios.
Sin embargo, esta alegría no duró mucho con el cierre de frontera: las embarcaciones que se dedican al intercambio comercial están en la orilla de este muelle, muchas devastadas y abandonadas por sus dueños que tuvieron que migrar a otros países para poder sustentar a sus familias.
Un mercado que quiere renacer
Los comerciantes de La Vela no se rinden. Creen que al abrirse la frontera, la situación económica va a mejorar muy rápido y se verán cambios, no solo en los comerciantes sino en todas las familias.
Johan Rodríguez, uno de los pocos comerciantes que quedan en el lugar y que se ha dedicado junto a su familia al negocio de la ferretería, cree que el mercado flotante puede recuperar la economía de La Vela en muy poco tiempo. Además, si llegan cruceros con turistas, la mejora sería mucho más rápida.
“Yo estaba en Curazao cuando decretaron el cierre de frontera. Estábamos vendiendo y dan esa noticia que nos dejó fríos. Es como quedarse sin trabajo en medio del trabajo. Poco a poco hemos visto cómo todo va en declive, la gente se va a buscar otras fronteras, porque no tienen ni cómo alimentar a sus hijos. Otros nos pusimos a hacer otras cosas y así hemos tratado de sobrevivir. Este es un trabajo que va de generación en generación en mi familia: mis abuelos fueron comerciantes del mercado flotante y mis papás también”, dijo.
Lamentó que el cierre fronterizo no solo dejó a 4.000 marinos y sus familias sin sustento, sino que también dejó a caleteros, transportistas, vendedores ambulantes y hasta restaurantes y posadas sin ese flujo constante que mantenía al puerto de La Vela con vida.
“Aquí solo queda un restaurante y los pescadores ambulantes que hasta hacen trueques para poder llevar comida a su casa. Ya no es lo mismo, ya no hay oferta y demanda, y mucho menos flujo de la economía“.
Rodríguez está seguro de que los comerciantes están dispuestos a poner todo su empeño para que el mercado flotante vuelva a renacer, pero también tienen necesidades básicas que satisfacer.
Por ejemplo, sería ideal volver a tener un puerto internacional para recibir cruceros y viajeros que disfruten de las bellezas del pueblo. También necesitan rescatar las embarcaciones, porque actualmente solo hay 12 operativas, ya que sus dueños poco a poco han ido recuperándolas en medio de la crisis y en espera de la apertura de la frontera.
No se niegan a colaborar con el puerto y La Vela como en muchas oportunidades lo han hecho, pero necesitan que el comercio flotante esté operativo para que las cosas puedan comenzar a funcionar y dar sus frutos.
Cámara de Comercio busca conexión entre Venezuela y Aruba
La Cámara de Comercio de Colina está a la expectativa sobre una posible apertura de la frontera, ya que se han desarrollado eventos positivos. Para el 26 de diciembre se espera la visita de una delegación cultural de la isla de Curazao y está por confirmarse la visita de algunos funcionarios de la isla. También se espera que un crucero zarpe desde la isla de Margarita hasta Bonaire, por lo que existe la expectativa de que se abra la frontera en ese caso.
Por otro lado, la vicepresidenta del régimen de Maduro, Delcy Rodríguez, visitó a los Países Bajos y fue bienvenida en la isla.
Juan Gotopo, directivo de la cámara, expresó que desde Aruba han recibido información de que la apertura de la frontera se hará de forma gradual. Primeramente, por vías marítimas, por lo que creen que puede darse con el crucero europeo que estará en Margarita e irá a Bonaire.
Para el 10 de diciembre se prevé la visita de Adán Félix, primer vicepresidente de Fedecámaras, a Aruba y se mantiene pautada una reunión con empresarios de la isla, así como con la Asociación Industrial. Asimismo, se busca el acercamiento con un ministro del gobierno de Aruba.
Tanto los veleños como los habitantes de Aruba, añoran que el comercio flotante regrese. Sin embargo, hay muchos asuntos en discusión, como la entrada de migrantes debido a la crisis que atraviesa Venezuela.
Para 2019, el 16% de la población de Aruba eran migrantes venezolanos, principalmente provenientes de Falcón, entidad ubicada a tan solo 25 kilómetros de la isla. Aunque pareciera un número pequeño de migrantes comparado, por ejemplo, con los que se han ido hacia Colombia, Aruba es una isla muy de apenas 180 kilómetros cuadrados y con una población de 120.000 habitantes.
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