Tres días de tiroteos en la Cota 905 han dejado sitiados a un tercio de los habitantes de nueve parroquias de Caracas, lo que derivó en un grupo de desplazados por la violencia que después de 72 horas de plomo aprovecharon la mínima calma para salir de sus casas con lo poco que llevan encima y buscar refugio hasta nuevo aviso
Gabriela Rojas | Luna Perdomo | Tal Cual
“Nadie entra y nadie sale”. La orden sonaba por el parlante con el que bajaron miembros de la banda recorriendo escaleras y veredas de la Cota 905. Eran las 6:00 de la mañana del jueves 8 de julio: se acumulaban 16 horas de tiros y cuatro personas muertas desde que había comenzado la balacera que dejó paralizada a nueve parroquias de la capital, poco más de 114 kilómetros cuadrados de gente sitiada por el plomo, más del 25% del área del municipio Libertador.
De todos modos, los que estaban en sus casas estaban encerrados desde la tarde del miércoles 7 de julio, cuando iniciaron los tiroteos alrededor de las 3:00 pm. Los que habían salido esa mañana tampoco pudieron regresar y fueron buscando asilo forzado en casa de familiares y amigos para pasar la noche y volver a sus casas por la mañana. Sería apenas el primer día.
Nadie entra, nadie sale. En la Cota lo avisaron con parlantes, pero en El Paraíso, La Vega, El Cementerio, Prado de María, El Valle, Quinta Crespo, San Juan y zonas cercanas el altavoz que se escuchaba eran las ráfagas de tiros, explosiones y plomo cerrado que se expandía en plena mañana y que siguió ininterrumpido todo el día hasta las 9:30 pm. Nadie entró, nadie salió. Algo de silencio nocturno permitió que algunos levantaran la cabeza del piso, recogieran casquillos, los vidrios rotos de sus propias ventanas y respondieran llamadas de “estamos vivos”. Apenas una hora de tregua, pero después más balas hasta casi las 3:00 de la madrugada.
Amanecía un tercer día de plomo. Desde las 2:45 pm del jueves, a las casas de la Cota y parte de El Cementerio les habían cortado la electricidad. Esa noche larguísima la pasaron con un retumbe de tiros estallando en sus ventanas, gritos de gente que corría, subía y bajaba, sombras que se pegaban en muros, daban patadas y golpes a algunas puertas. Adentro los encerrados seguían a oscuras, metidos en cuartos y baños, en colchonetas tiradas en medio de la sala, resguardados con los niños y los abuelos alejados de paredes que dieran hacia la calle.
“Me voy con mis muchachos y lo que tengo puesto”, dice Marbelis* (identidad protegida), habitante del sector Las Quintas. En tres frases resume su noche porque tiene que ahorrar la poca batería que le queda en el celular: “Comimos pan todo el día porque mi cocina da hacia la calle y no podía preparar nada porque la más chiquita se pone a llorar si no la tengo cargada. Tiene cuatro años. Y dentro de la casa uno escucha, pero no sabe de dónde sale tanto tiro. Estuve sola todo el día con mis dos hijas y mi sobrino porque mi hermana no pudo llegar a la casa”. Dice que su mamá de 73 años se había quedado desde el miércoles con unos tíos en San Martín. “Yo también me voy para allá porque la policía ya estaba subiendo y si se meten para las casas, no sé qué voy a hacer con los niños”.
Marbelis tiene familiares que la pueden recibir, pero otros vecinos no y solo esperaron que amaneciera y decidieron irse. “No sé para dónde me voy, pero bien lejos de los tiros”, dice una mujer de 43 años que salió de su casa en el sector El Naranjal a las 6:00 am, junto a cuatro miembros más de su familia. “Tengo hijos adolescentes y cuando la policía sube, a esos son los primeros a los que le dan tiros. Ellos primero disparan y después preguntan. A mis muchachos no me los van a matar así malamente porque yo no he criado malandros”.
Desde la madrugada, en las zonas aledañas a la Cota 905, Roca Tarpeya, Puente Hierro y El Cementerio se observaba el recorrido de personas bajando por las avenidas, caminando con bolsos y maletines, en busca de una salida. Cerca de las 4:00 am corría el rumor entre los vecinos que la policía iba a desalojar ciertos sectores claves, como parte del operativo que efectivamente inició después de las 6:00 am.
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