Investigaciones elaboradas por la Fundación Azul Ambientalistas determinaron que los peces del lago marabino, ingeridos por los habitantes de la ciudad, tienen microplástico en sus organismos, lo cual representa una amenaza para la salud. Los ministerios correspondientes no han informado sobre posibles evaluaciones sanitarias de esos peces. La cantidad que una familia de tradición pesquera de la zona logra capturar ahora es menor en 94% a lo que capturaban sus abuelos hace 70 años.
Uno de los objetivos de la Agenda ONU 2030 de Desarrollo Sostenible es lograr la utilización sustentable de océanos y recursos marinos. Eso, inevitablemente, llevó al organismo internacional a plantearse una reducción del uso del plástico a escala global. Sin embargo, parece que esa meta naufraga entre las 109 toneladas métricas de desechos plásticos acumulados en ríos y los 30.000 y 22 millones de kilos que, según el Instituto Rochester de Nueva York y la revista estadounidense Science, han sido vertidos en mares y lagos del mundo.
Venezuela, como Estado miembro, también debería asumir ese compromiso ecológico, pero las bolsas y botellas de plástico que flotan sobre el lago de Maracaibo, en el estado Zulia, así como en toda la costa de esa entidad, solo justifican el porqué de su clasificación como la nación del mundo que más ha retrocedido en materia de defensa del medioambiente y lucha por el cambio climático.
En ese territorio occidental del país, por ejemplo, ni el gobierno regional ni municipal han desarrollado estrategias a gran escala para revertir los daños ocasionados por la contaminación.
En los primeros cinco meses de 2022, un grupo de 12 ONG ecologistas zulianas, entre ellas la Fundación Azul Ambientalistas, recogieron 12 toneladas de basura plástica que, de hecho, han empezado a atascar los motores de las lanchas de los pescadores locales que en un día pueden encontrar más plástico que peces.
Los de los municipios Santa Rita, Miranda y Mara, en la costa oriental del lago, han sido los más afectados, pues esos sectores son los que están más contaminados por el material no biodegradable. A ellos incluso se les han dañado sus botes pesqueros, trayendo como consecuencia la paralización de sus faenas.
«Las costas de Maracaibo, en su totalidad, están llenas de plástico. En algunas zonas puedes limpiar hoy y mañana estarán repletas otra vez. En la costa occidental, como las del Mirador del Lago, Santa Rosa de Agua, donde están los palafitos, y Capitán Chico, en la parroquia Coquivacoa, es donde más se aglomera plástico», dijo a TalCual el director de esa organización en Maracaibo, Yohan Flores.
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