En principio, las personas que se dedican a recolectar chatarras para vendérselas a compañías que arriban a Tucupita, en el estado Delta Amacuro, desde Bolívar, conseguían el hierro con mucha facilidad, pero una vez que se fueron sumando más buscadores, ahora resulta más difícil conseguir el material.
Abner Ramos | Radio Fe Y Alegría Noticias
Ahora hay personas que se dedican a cambiar comida por hierro para después revender estas chatarras a los camioneros que adquieren el material. Los talleres mecánicos son los principales lugares a donde acuden con más frecuencia.
Narciso Quevedo, un ciudadano que vive en la urbanización Delfín Mendoza de Tucupita, informó que el negocio de vender chatarras, continúa. Solo que, al estar agotándose el hierro; sus beneficiarios han tenido que ingeniárselas.
El hombre tiene un sobrino de 18 años de edad que se dedica a la venta de chatarras, pero como más personas se han sumado a la búsqueda del metal, el joven ha buscado una nueva alternativa: cambiar comida por hierros.
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