La escasez de gas doméstico en varios estados en el interior del país ocasionó que los venezolanos implementaran cocinas rudimentarias de fogones a leña, hornillas eléctricas y otros artefactos para cocinar.
A diario ocurren manifestaciones a la calle, incluso en medio de la cuarentena decretada por el Ejecutivo nacional, porque los ciudadanos pasan hasta tres meses sin que las empresas de hidrocarburos y los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) hagan las jornadas de llenado de bombonas.
Incluso antes de que empezara la pandemia del coronavirus, los CLAP y otros comités gubernamentales eran los encargados de la distribución de bombonas de gas en las comunidades. Las jornadas de llenado, que inicialmente se pautaban para cada 20 o 30 días, ahora ocurren, con suerte, una vez cada dos meses.
Según reportó el medio informativo Efecto Cocuyo, en sectores del estado Lara utilizan los fogones desde hace más de 11 meses porque el suministro de bombonas llenas se redujo al mínimo y no todos tienen la liquidez económica para pagarlas a sobreprecio.
A través de Twitter, ciudadanos de Punto Fijo, Maturín, Puerto Ordaz y otras localidades del interior denunciaron que han pasado aproximadamente cinco meses desde la última vez que se distribuyó el gas doméstico en las zonas, razón por la cual muchos ciudadanos tuvieron que buscar alternativas para cocinar sus comidas.
Reaparecen los fogones
La escasez del servicio provocó que los patios de las casas, o incluso las azoteas de los edificios, se convirtieran en el sitio preferencial para cocinar. Cada vez son más los venezolanos que recurren a los espacios al aire libre de sus hogares para hacer sus comidas porque allí es donde pueden prender los fogones y parrillas.
Cuando se empezó a ver esta modalidad de cocina, la mayoría de quienes buscaban leña para cocinar, sacaban la madera de sus propios patios e incluso de parques nacionales cercanos donde conseguían arbustos secos o ramas que podían encender.
Supermercados, abastos, e incluso vendedores ambulantes ahora se encargan de comercializar paquetes de madera para cubrir de alguna manera las nuevas necesidades de los venezolanos. El punto más crítico de la alza de demanda de leña es que los precios aumentaron significativamente y dejó de ser rentable para muchos.
«Ya ni cocinar con leña es rentable, sale muy costoso y no tenemos los suficientes recursos porque a diario hay que comprar leña, necesitamos que nos distribuyan el gas, pero dejar de pasar trabajo yendo a las quebradas a ver si conseguimos un palito para cocinar», expresó una vecina del sector El Carmen, en Barquisimeto, al medio local La Prensa de Lara.
Los precios de los vendedores informales oscilan actualmente entre los Bs. 30 y Bs. 40 mil por cada bastón de madera y, en promedio, una familia necesita tres para cocinar todo el día sin que se apague la cocina. En supermercados, el paquete de tablas de madera para cocinar supera los Bs. 799.000.
Fallan cocinas eléctricas
Los venezolanos optaron por el uso de leña para cocinar, principalmente, por una razón: la falla en el servicio eléctrico a lo largo del territorio nacional no permite garantizar que las hornillas eléctricas sean una solución. En muchos estados, los cortes de luz duran hasta seis horas y por eso se vuelve poco rentable una cocina que requiera electricidad para funcionar.
Además, el alto coste de estos electrodomésticos es otra desventaja frente a la escasez de gas doméstico en el país. Mientras que en Caracas y Miranda, una cocina eléctrica puede costar entre 10 y 30 dólares, dependiendo de si es de una o dos hornillas, en el interior del país el precio asciende incluso hasta los 100 dólares en muchos casos.
Algunas personas ofrecen el servicio de alquiler de estufas pero, por la falta de estabilidad del servicio eléctrico, no muchos lo ven como una opción más rentable que comprar leña.
Según informó el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), en Barinas, Porlamar y Ciudad Bolívar, los aparatos eléctricos como freidoras de aire, arroceras y estufas pasaron a un segundo plano porque más de 45% de la población prefiere cocinar a leña para solventar la escasez de gas doméstico.
Un país rico en reservas de gas
El Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) reseñó que 84% del consumo actual del gas doméstico en el país es mediante el uso de bombonas, pero solo 7% de la población recibe el gas en sus hogares.
Los datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE) revelan que Venezuela es el octavo país del mundo con mayores reservas de gas licuado de petróleo, el utilizado para encender las cocinas de los hogares. Aún así, la escasez a la que se enfrentan los venezolanos es cada vez mayor.
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