«El comando llegó después del atardecer» – es el comienzo del artículo de Ennio Remondino en el sitio web «RemoContro, la virtud de la duda» – todos los hombres vestidos con rifles negros y pesados, algunos con la cara cubierta comenzaron a disparar contra la comunidad de Ikabarú, en el municipio de la Gran Sabana venezolana, no lejos de la frontera con Brasil.
Por Reppublica
Nueve personas fueron asesinadas, entre ellas un niño de 17 años y miembro de la Guardia Nacional, la tercera masacre en menos de un año, informó el vicario apostólico de Caroní, Felipe González, tuvo lugar el viernes, pero solo ahora salieron las noticias de la Amazonía venezolana para circular internacionalmente.
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Dónde y qué está pasando: «Fue una masacre indiscriminada. Quieren aterrorizarnos «, los 2500 habitantes de Ikabarú denuncian la presión sobre la zona, legalmente reconocida como reserva indígena Ikabarú, sin embargo, se encuentra en el llamado «Arco Minero», un área rica en oro y otros metales preciosos. Desde 2016, el régimen de Maduro lo ha llamado una «zona de desarrollo estratégico nacional» y ha autorizado la extracción. Pero más de tres años después del inicio del proyecto, todavía no hay un mapa completo de concesiones otorgadas, un hecho que genera fuertes dudas sobre la transparencia de la iniciativa, críticas legítimas.
«Camimpeng» y las Fuerzas Armadas: La única presencia estatal en el área es Camimpeng, una organización administrada por las Fuerzas Armadas. No hay empresas en el territorio, sino varios grupos armados, los llamados «sindicatos», que en base a lo que no se sabe qué concesión, reclutan a la fuerza laboral e imponen las diferentes fases del proceso de investigación del oro. «Todo bajo la mirada indiferente de los militares. Y contra los «sindicatos» los habitantes de Ikabarú señalan con el dedo para defender su extracción de oro histórica practicada a escala artesanal por la comunidad.
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¿Bandas armadas de quién y para quién? : La iglesia venezolana alza su voz, denuncia la organización de derechos humanos Provea. ¿De repente distraído por esas partes? «Inusual (eufemismo por decir fuertemente sospechoso) que, ni los militares ni los servicios de seguridad presentes en el área han intervenido para evitar que las pandillas estén armadas para dominarlo». Pidió una investigación para verificar cualquier responsabilidad y complicidad. «Las autoridades deben resolver estos casos con respeto a la justicia, sin encontrar chivos expiatorios convenientes», dijo el obispo González en una carta abierta.
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