Una ONG dona a niños de sectores populares los ingredientes para preparar las hallacas navideñas, y además les enseña a elaborarlas.
Itchelle, de 8 años, aplasta en una hoja de plátano una masa de maíz que tiñe sus manitas de amarillo: está haciendo por primera vez hallacas, el plato típico de Navidad en Venezuela.
Otro niño juega con la masa como si fuera plastilina, pero logra estirarla perfectamente en la hoja.
“Es la primera vez que la hago y la quiero seguir haciendo”, dice con tono dulce Itchelle, que tiene puesto un pequeño delantal.
Ambos están en un mesón. Junto a ellos hay una veintena de niños, de entre 4 y 12 años, que viven en las Minas de Baruta, una zona popular montañosa que circunda Caracas.
Están siguiendo las instrucciones de la ONG Cuento Contigo, que cada año desde 2018 dona a niños de sectores populares ingredientes para preparar hallacas, y además les enseña a elaborarlas.
“¿Cuáles son los adornos?”, preguntan los guías al grupo en voz alta.
“Tocineta”, responde uno. “Alcaparra”, dice otro, ayudado de un adulto.
Y así los niños van mencionando algunos de los 10 ingredientes que se convertirán en la protagonista de la cena navideña venezolana: la hallaca.
“Pimentón, cebolla… aceitunas… pasas”, va recordando Itchelle, que hace varias pausas entre cada ingrediente.
Los niños colocan onoto en la hoja de plátano, estiran la pelota de masa de maíz, agregan relleno y guiso a base de carne, cochino o pollo previamente elaborado por miembros de la ONG, doblan la hoja y la amarran.
Alguna que otra hallaca tiene más de siete aceitunas y ocho pasas. Y uno que otro niño aprovecha para ir degustando sabores.
Los adultos lanzan las hallacas en una olla sobre el fuego para que se cocinen.
“Es una tradición venezolana que muchos de nuestros niños no la habían vivido como tal”, comenta María Meza, madre de Itchelle.
“Es la primera vez que la pongo a hacer hallacas, está súper emocionada”, explica la mujer, que además es cocinera.
“No le había enseñado porque para esta época el trabajo siempre se complica un poco, es la época en que más se trabaja por fiestas, eventos y ese tipo de cosas”, agregó.
La hallaca no es un plato fácil de costear para la mayoría de los venezolanos, que experimentan constantemente la devaluación de sus ingresos.
El sueldo mínimo, que en marzo el gobierno ajustó a 1.700 % y equivalía a 28 dólares, hoy no llega a 8 dólares, y solo alcanza para comprar unos pocos kilos de carne.
Según los cálculos del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), una familia necesita unos 88,65 dólares para preparar 50 hallacas.
“El costo es elevado de los materiales … y buscamos que estos niños puedan recuperar” la tradición, explica a Voz de América Juan Guerrero, presidente de la ONG, mientras dirige la actividad que lleva cuatro años.
“Queremos darle la oportunidad a los niños de los sectores populares que puedan armar su hallaca y que nosotros podamos conocer un poquito más de ese plato tradicional que se ha perdido durante estos últimos años”, resalta.
Aunque el precio de los productos que se sirven en nochebuena aumentó 41 por ciento en comparación con el año pasado, según el Observatorio Venezolano de Finanzas, cientos de familias hacen sacrificios para disfrutar de la Navidad junto a sus seres queridos a pesar de la la crisis económica.
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