Parece que la farmacéutica Pfizer no solo incrementará sus ventas por la vacuna contra la Covid-19, sino también por su famosa viagra. Si la disfunción eréctil ya venía siendo un problema generalizado en la población masculina -más del 50% de los hombres mayores de 50 años la tienen en algún grado-, el coronavirus lo ha agravado todavía más, según han informado este miércoles los urólogos y andrólogos Javier Romero-Otero, François Peinado Ibarra y Eduard Ruiz Castañé, quienes señalan que los efectos de la pandemia ya se están notando en sus consultas.
La disfunción eréctil asociada a la Covid-19 puede tener dos orígenes. Por una parte, la causa puede ser psicológica por «el estrés, el miedo a perder el trabajo, el hecho tener a los hijos en casa y la pérdida de intimidad del confinamiento». Por otro lado, también la puede provocar la propia infección, ya que el coronavirus “ataca al endotelio, y donde más hay es en el pene”, ha explicado el doctor Romero-Otero, responsable de la Unidad Andrología del hospital 12 Octubre, este miércoles en rueda de prensa.
Cambios en el comportamiento sexual
Además, la pandemia también “ha cambiado radicalmente el comportamiento sexual a nivel global” según el doctor Ruiz Castañé, director del Servicio de Andrología de la Fundación Puigvert. El coronavirus y las múltiples restricciones de los gobiernos han provocado un importante descenso en las relaciones interpersonales y, ante las dificultades para comunicarse, se ha disparado el consumo de pornografía y de aplicaciones para encontrar pareja. “Veremos qué desaparece y qué se queda. Habrá una sexualidad postcovid”, ha apuntado el doctor.
El encierro también ha hecho mella en la sexualidad de las parejas convivientes. Según los expertos, la pandemia se ha convertido en una “bomba destructora para las relaciones sexuales”. De hecho, el doctor Castañé apunta que “cuanto más tiempo pasa la pareja junta, menos relaciones sexuales tiene”, y que “se ha comprobado que en la época Covid las relaciones en las parejas han bajado”. Por esto y por las dificultades de los confinamientos, los doctores señalan que “sin lugar a dudas” habrá un aumento de divorcios próximamente y que, si todavía no lo hay, seguramente se deba a “motivos económicos”.
A pesar de que es de lo más común, la disfunción eréctil no está en absoluto normalizada. El 68% de los hombres se sienten incómodos hablando del tema con sus médicos, y el 42% ni siquiera conocen qué factores de riesgo pueden llevarles a padecerlo. Los sanitarios también tienen su parte de responsabilidad, y es que solo el 7% de los médicos de familia consultan a los pacientes si tienen disfunciones eréctiles, según han señalado los doctores.
Ante esta situación, el doctor Romero-Otero propone «reflexionar a nivel médico y social, promover educación sexual y entender que la sexualidad es para toda la vida, que no hay edades».
Además de la pandemia, este problema de salud puede estar provocado por una larga lista de patologías como el tabaquismo, sobrepeso, sedentarismo, hipertensión, diabetes o el colesterol elevado. Estos factores de riesgo son desconocidos para muchos hombres: “A algún paciente le cuesta entender que fumar le puede provocar disfunción eréctil”, ha comentado el doctor Ruiz Castañé.
Además, la disfunción puede ser un predictor de algunas de las patologías mencionadas, de ahí la importancia de acudir a consulta, y de que los propios profesionales también pregunten por ello.
Poco se puede prevenir si uno no acude a consulta. Los urólogos y andrólogos señalan que los hombres se hacen muchos menos chequeos que las mujeres: “El hombre padece más enfermedades que la mujer, y morimos antes que la mujer, pero curiosamente solo vamos al médico igual que ellas mientras nos llevan nuestros padres. A partir de los 15 años, decaen drásticamente las visitas de los hombres al médico, mientras que las mujeres las incrementan y van a sus revisiones ginecológicas”, ha destacado el doctor Romero-Otero, a lo que el doctor Castañé ha añadido: “Deberían hacerse exploraciones. Siempre vienen tarde”.
Aunque los hombres padecen más enfermedades y mueren antes que las mujeres, ellos se hacen menos chequeos
Una vez se diagnostica la disfunción, su tratamiento es escalonado. En primer lugar, el paciente puede optar por cambiar su estilo de vida hacia uno más sano. Aquí juegan un papel importante el ejercicio y la alimentación.
El ejercicio mantiene el corazón y las arterias saludables, dos factores vitales para mejorar el flujo sanguíneo hacia el pene. Esto debe combinarse con una dieta saludable y equilibrada, en la que se recomienda potenciar la presencia de flavonoides, que pueden encontrarse en vegetales como los frutos rojos y los cítricos.
También es importante eliminar el consumo de tabaco y alcohol. Los doctores recuerdan que la relación entre la disfunción y el tabaquismo está confirmada, ya que la nicotina y el alcohol reducen la presión sanguínea e impiden que el pene se llene de sangre.
El ejercicio, la buena alimentación y eliminar alcohol y tabaco pueden favorecer al tratamiento de la disfunción
Además de estos cambios en el estilo de vida, el también puede recurrir al tratamiento farmacológico que le indiquen su urólogos y andrólogo. Si esto no da resultado, el siguiente tratamiento indicado pueden ser las inyecciones y, como último recurso, colocar prótesis de pene para conseguir las erecciones.
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