Especialistas internacionales han llegado a la conclusión de que los vuelos espaciales de larga duración provocan cambios en la cantidad de materia blanca y gris, así como de líquido cefalorraquídeo en el cerebro de los cosmonautas, según un estudio publicado en la revista Science Advances.
Los científicos analizaron los escaneos cerebrales de 11 cosmonautas rusos, cada uno de los cuales pasó alrededor de seis meses en el espacio, y detectaron un aumento en la materia blanca y gris en tres regiones cerebrales directamente involucradas en el movimiento físico. Según los investigadores, estos cambios reflejan «la neuroplasticidad» del cerebro, ya que las células nerviosas que controlan el movimiento o la actividad motora se reconfiguran para hacer frente a las nuevas condiciones de vida en ingravidez.
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«Con las técnicas que utilizamos, podemos ver claramente que se dan cambios microestructurales en tres áreas principales del cerebro que están involucradas en el procesamiento motor», ha comentado Steven Jillings, neurocientífico de la Universidad de Amberes (Bélgica).
Los cambios microestructurales se localizaron en la corteza motora primaria, que envía señales de movimiento a los músculos, en el cerebelo, responsable de movimientos precisos, y en los ganglios basales, que ayudan a iniciar el movimiento. Asimismo, las imágenes de los cerebros de los cosmonautas confirmaron que el líquido cefalorraquídeo que baña el encéfalo y la médula espinal se redistribuye en órbita, empujando al cerebro hacia la parte superior del cráneo.
«Lo que vemos tiene mucho sentido. Es una señal de la compleja situación en la que se encuentran los cosmonautas, y de que están aprendiendo a adaptarse a este entorno extremo», ha subrayado Floris Wuyts, autor principal del estudio. «Algo que es muy diferente en el espacio es la falta de gravedad. Si hay falta de gravedad, tienes que volver a aprender a moverte«, ha añadido.
Los resultados del estudio se incorporarán a un proyecto dirigido por la Agencia Espacial Rusa, Roscosmos, y la Agencia Espacial Europea, para comprender el impacto de los vuelos espaciales en el cerebro humano y cómo mitigar cualquier efecto desagradable. «Esto realmente podría ser un cambio de juego para las contramedidas que se usan», destaca Wuyts. «Tendrá un impacto en futuras misiones para las tripulaciones espaciales, pero también para los turistas que quieran pasar un tiempo en el espacio en futuro», ha concluido.
Con información de RT
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