La cruzada moral de las autoridades egipcias no cesa. Un tribunal del país árabe ha condenado a cinco mujeres a dos años de prisión bajo los cargos de «incitación al libertinaje» y «tráfico de seres humanos» por su actividad en Tik Tok, una aplicación china en la que los usuarios comparten sus vídeos. Una de ellas tuvo que rechazar incluso la demanda de la fiscalía de ser sometida a una denominada «prueba de virginidad».
Por EL Mundo.es
El régimen egipcio emprendió hace meses una cacería de usuarias de la red social de moda que ha suscitado las denuncias de las asociaciones de derechos humanos, en una vuelta de tuerca a la represión que ha enviado a la cárcel a disidentes políticos, periodistas, activistas, intelectuales e incluso bailarinas de danza del vientre.
El tribunal económico de El Cairo ha impuesto ahora dos años de prisión a Hanin Hosam, Mawada al Adham y a otros tres mujeres cuya identidad no ha sido desvelada por «vulnerar los valores familiares, promover el libertinaje y el tráfico de seres humanos y establecer y administrar cuentas digitales para cometer su crimen». Cada una de ellas debe, además, asumir una multa de 300.000 libras egipcias (unos 16.000 euros).
La sentencia, la primera dictada contra ‘influencers’ en Egipto, puede ser recurrida. El caso se inició con el arresto de Hanin en abril. Hanin, de 20 años, es una estudiante de la Universidad de El Cairo con 1,3 millones de seguidores en las redes que fue acusada por las fuerzas de seguridad de supuestamente alentar a otras jóvenes a reunirse con hombres a través de la aplicación, trabar una relación de amistad con ellos y recibir dinero «según el número de seguidores que veían estas conversaciones».
Mawada es una popular ‘influencer’ con dos millones de seguidores en sus cuentas de Tik Tok e Instagram. Fue arrestada en mayo por publicar vídeos satíricos. Sobre las otras tres condenadas pesa la acusación de presuntamente ayudar a Hanin y Mawada a administrar sus perfiles en redes sociales. El caso de las cinco fue trasladado a una corte penal el mes pasado. El fallo será recurrido. La apelación ha sido fijada para el próximo 17 de agosto. Las cinco permanecen en prisión desde hace meses, cuando comenzó la ola de arrestos.
Hanin fue puesta en libertad bajo fianza el pasado junio pero, poco después, volvió a los calabozos tras la aparición de una presunta nueva prueba contra ella, según el relato de la fiscalía. Hanin había sido inicialmente acusada de «inmoralidad, incitación al libertinaje y trata de seres humanos». Según su abogado, Hanin rechazó la demanda de la fiscalía de someterse a la denominada «prueba de virginidad», una práctica humillante, invasiva y no científica censurada por la comunidad internacional que El Cairo sigue empleando.
En un vídeo que ya no se encuentra disponible, de minuto y medio de duración, Hanin explica a otras seguidoras cómo trabajar con ella para ganar hasta 2.500 euros haciendo retransmisiones. Para las autoridades, se trata de una prueba de la promoción de la pornografía y de su incitación entre las clases más humildes, arrasadas en los últimos años por las medidas de austeridad emprendidas por El Cairo. Activistas de derechos humanos han pedido en los últimos meses su liberación por tratarse de una «violación de las libertades de opinión y expresión».
La sentencia se produce apenas unas semanas después del fallo de un tribunal de asuntos menores de El Cairo contra la bailarina de danza del vientre Sama el Masri, condenada tres años de prisión y una sanción de 300.000 libras egipcias por supuesta incitación al libertinaje y la inmoralidad. En abril fue arrestada por la publicación de una serie de vídeos en las redes sociales que las autoridades tildan de «sexualmente sugerentes».
La corte acusó a Sama de «vulnerar los principios de la familia y los valores de Egipto y establecer, administrar y usar páginas web y cuentas en las redes sociales con el objetivo de cometer inmoralidad». La ley del cibercrimen, promulgada hace dos años, establece hasta dos años de prisión para quienes creen o gestionen cuentas que vulneren la legislación.
Estas arremetidas judiciales están acompañadas también de una guerra política sin tregua. Parlamentarios egipcios han instado al Gobierno a suspender la actividad de TikTok en el país por «promover la desnudez y la inmoralidad». En septiembre un tribunal dirimirá la petición de bloquear YouTube, una demanda que se ha producido sistemáticamente desde el golpe de Estado de 2013 y que la plataforma ha logrado hasta ahora sortear.
Desde la asonada, el régimen ha liderado una brutal campaña de represión que ha ahogado todas las libertades públicas e impuesto una amplia censura informativa, con cientos de páginas web bloqueadas. Su cruzada por la moralidad pública ha golpeado, además, a la maltratada comunidad homosexual del país.
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