Existen enfermedades que se presentan con mayor frecuencia en ciertas razas de perros o gatos y, entre otros factores, determinan la conformación física de un animal, lo cual hace que haya propensión a fallas orgánicas de ciertos sistemas.
Una de las causas más comunes de visita al médico veterinario es la preocupación de los dueños por los males respiratorios de sus mascotas, más si son perros de razas braquicéfalas, propensas a presentar problemas respiratorios.
La palabra braquicefalia tiene su origen en los términos griegos ‘braqui’ (brakhys), que significa ‘corto’ y ‘-céfalo’ (kephale), que significa ‘cabeza’. Las razas braquicéfalas son aquellas que se caracterizan por tener un cráneo ancho, nariz achatada, ojos prominentes y menos dientes, suelen carecer de los dos últimos molares.
Este tipo de conformación ósea los hace susceptibles de padecer de un problema respiratorio conocido como síndrome braquicefálico.
Es un conjunto de condiciones que producen una enfermedad en la cual se obstruyen las vías respiratorias del perro. Estas son: orificios nasales cerrados, paladar posterior largo y una obstrucción de la entrada de aire por unas estructuras anatómicas llamadas sáculos laríngeos.
Las razas más propensas a este síndrome son: Boston terrier, bulldog inglés, Bulldog francés, Pug, Shih-tzu, Maltés, Bóxer, Pekinés, Cavalier king Charles spaniel y Chihuahua.
¿Cuál es la sintomatología?
Los perros tienden a presentar dificultad respiratoria, por lo cual suelen respirar con la boca abierta, e intolerancia al ejercicio. Estos son otros síntomas.
– Tos seca, ya que al respirar por la boca el aire no se humedece correctamente y entra seco.
– Color morado de las mucosas, ya que el aire no entra en la cantidad necesaria luego de hacer ejercicio físico.
– Ruidos al respirar o ronquidos al dormir.
– Episodios de apnea durante el sueño.
– Arcadas (movimientos que se hacen al vomitar).
– Asfixia y desmayos, que se presentan en casos graves.
¿Qué medidas tomar?
Lo primero que hay que hacer es una observación previa y constante de las conductas y los comportamientos respiratorios de la mascota para observar a tiempo alguno de los síntomas mencionados anteriormente.
En caso de sospecha, visitar a un médico veterinario que hará el análisis de la situación. De confirmarse el diagnóstico, el tratamiento sería una cirugía correctiva cuyo pronóstico será mejor si se realiza antes del año de edad de la mascota. Luego de esa edad, la intervención quirúrgica será menos efectiva.
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