Dólares, dólares, dólares. Mi reino por unos dólares. Todas las medidas económicas y financieras que los funcionarios de Nicolás Maduro vienen sancionando o anunciando a cuentagotas tienen como propósito fundamental obtener la ansiada moneda estadounidense. Dolarización de facto, “ley antibloqueo” e impuestos a las transacciones en divisas tienen ese objetivo central. Atrapar dólares ajenos.
Pedro Benítez – ALnavío
Este 25 de noviembre la vicepresidenta ejecutiva y ministra de Economía y Finanzas de Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, anunció por medio de su cuenta de Twitter una serie de “acciones” dirigidas a combatir “a los especuladores cambiarios”.
Entre ellas destaca un impuesto a las transacciones en divisas que efectúen las entidades financieras. De modo que Rodríguez admite, en primer término, la intención oficial de autorizar el uso de divisas extranjeras (léase dólares) en el sistema bancario venezolano. Esto viene a confirmar recientes informaciones de prensa según las cuales el Banco Central de Venezuela (BCV) habría estado considerando en las últimas semanas establecer con los bancos privados un mecanismo de compensación y liquidación en dólares que les permitiera brindar servicios en esa moneda legalmente dentro del país.
Pero en segunda instancia, y he aquí lo que realmente le interesa al gobierno de Maduro, su vicepresidenta hace pública la razón por la cual admitirán las transacciones en dólares en el sistema financiero privado: para tener una nueva fuente de ingresos en moneda dura.
Esa es la misma motivación de la cuestionada “ley antibloqueo” que sancionó la Constituyente de Maduro hace pocas semanas. Ofrecer como zanahoria los recursos del subsuelo nacional, o los disminuidos activos en manos del Estado, como los servicios de electricidad o telefonía fija, o la industria petrolera, todo a cambio de las divisas del odiado imperio. Y una vez que esas inversiones estén en Venezuela, cargarlas con tributos.
Así, a trompicones, poco a poco y por etapas el gobierno de Maduro va mostrando sus auténticas intenciones. Pero, por supuesto, estas suelen estar lejos de los logros cuando no se corresponden con la realidad.
Así por ejemplo, la mayoría de las transacciones que se hacen hoy en dólares en Venezuela son en efectivo o por medio de operaciones con bancos ubicados fuera del país. Los funcionarios de Maduro han puesto sus codiciosos ojos en esa dolarización de facto de la vida cotidiana nacional. Pero ocurre que no tienen cómo controlarla.
Y no será por medio de impuestos que lo consigan. Cuba, por cierto, eliminó en julio pasado un impuesto que regía desde 2004 mediante el cual retenía el 10% de cada dólar que ingresaba a la isla vía remesas. La razón de la medida es que alguien dentro de la burocracia comunista de la isla se percató finalmente de que la manera más eficaz de atraer dólares es por medio de incentivos y no espantarlos con los tributos. Esta lección aún no la aprenden sus alumnos chavistas.
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