Diosdado Cabello sigue pensando a largo plazo. Ya no es Cuba. Ahora es Corea del Norte. En la acostumbrada rueda de prensa del Psuv ofrecida este lunes, al capitán Cabello no se le ocurrió mejor idea que contar su experiencia en la visita que realizó a la longeva y asesina dictadura de aquella nación. Una periodista del canal del chavismo le preguntó sobre el aprendizaje adquirido. Y Cabello, sin ambages, habló de la economía de subsistencia. El modelo a seguir, dice, pues aquel régimen pudo “resistir” la embestida de Estados Unidos. Aspira lo mismo para Venezuela. Resistencia y subsistencia. Nada más.
Diosdado Cabello y el ala radical del Psuv que él lidera, se están imaginando para Venezuela una economía de subsistencia, ya no al mejor estilo cubano, sino al peor estilo de Corea del Norte, cuya longeva -y maldita- dictadura ha acabado con la vida de cientos de miles y ha sometido a torturas y ejecuciones a miles más, a nombre de una revolución de mentiras que solamente fabricó pobreza y muerte a su paso.
Una periodista del canal del Gobierno -que no del Estado-, a quien Cabello llamó abiertamente “compañera”, lo increpó sobre su experiencia en Corea del Norte, a propósito de la “guerra económica ” (sic) y las sanciones que aquella tiranía ha recibido por parte de Estados Unidos.
“Ellos resistieron”, dice Cabello. Y después apunta al foco de la resistencia. La producción de alimentos. “Producir lo necesario”, fueron las palabras textuales del capitán que se escondió el 11 de abril en una ambulancia. Allá en Corea del Norte -apunta- “todos los ministerios y los estudiantes van felices” a recoger la cosecha sembrada “y nadie se queja”, sentencia.
Entonces regresa a Venezuela. Habla de los gobernadores. “Ellos ya empezaron la producción”, asegura. O mejor dicho, miente, porque todos los experimentos de producción endógena han fracasado, empezando por los cultivos organopónicos en pleno centro de Caracas que Hugo Chávez vendió como la quintaesencia del socialismo, y que terminaron prácticamente en la nada, pasando por los gallineros verticales, las empresas de producción socialista (EPS), y finalmente, las empresas otrora pujantes expropiadas que hoy solamente producen lágrimas y vergüenza.
Pone como ejemplo -el peor ejemplo posible-, un pimentón que el ciudadano puede sembrar “en el balcón de su apartamento”. Para Cabello, “ese será el pimentón más sabroso del mundo”.
Pero Cabello sabe que aquello es una quimera. Lo que en realidad busca el capitán, es recordar que lo suyo es resistencia y no negociación. Que prefiere el suicidio antes que ceder. Que prefiere someter al país a algo muy parecido a Corea del Norte, antes que perder su cuota parte en el ajedrez del poder. Y que él y sus radicales, solo tienen en mente poner en práctica lo que Hugo Chávez prometió: socialismo y muerte, porque patria no quedó.
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