El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció este jueves el inicio de un colosal despliegue de buques de guerra, aeronaves y tropas en el Caribe y el Pacífico como parte de una operación antinarcóticos diseñada para frenar el tráfico de drogas en la región, especialmente frente a las costas de Venezuela.
Acompañado del Secretario de Defensa Mark Esper, Trump calificó a la operación como “la más grande de Occidente”, durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, y pocos días después de que su gobierno acusara al dictador venezolano Nicolás Maduro y a toda la cúpula chavista de narcoterrorismo. Además, Washington impuso en ese mismo millonarias recompensas por la captura de toda la dirigencia del régimen.
La operación está bajo el control del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, pero contará con la ayuda de otros países. Su objetivo será aumentar la vigilancia y las incautaciones de droga, evitando especialmente que el régimen venezolano se beneficie con el narcotráfico, al que Washington señala como el principal sustento para su poder.
Para ello se utilizarán medios navales, aéreos y terrestres, involucrando a las Fuerzas Armadas y también a la Guardia Costera.
En el mar, se desplegarán destructores misilísticos de la clase Arleigh Burke, columna vertebral de la marina estadounidense, que operarán tanto en frente a las costas de Venezuela como también en el Pacífico. No estaba claro, sin embargo, cuantos de estas naves serán empleadas.
Se trata de buques concebidos en la década de 1980 y que aún se siguen produciendo. La marina cuenta con 67 de estas naves de poco más de 9.000 toneladas de desplazamiento con una tripulación de unos 300 marineros y oficiales. Polivalentes por diseño y pensadas para la guerra, están armados con misiles de crucero, misiles antiaéreos, cañones, ametralladoras y torpedos, entre otros sistemas, y pueden llevar hasta dos helicópteros MH-60 Seahawk.
También pertenecientes a la marina de Estados Unidos serán empleados los buques de combate litoral clase Freedom, uno de los cuales, el USS Detroit, ya participó en enero en operaciones en el Caribe frente a las costas venezolanas.
A diferencia de los destructores Arleigh Burke, estas naves están diseñadas para patrullar en zonas costeras y no para despliegues en altamar. Desplazan unas 3.500 toneladas con una tripulación de 65 marineros, y su armamento es más modesto y consiste de cañones, ametralladores y misiles antiaéreos. Pueden también llevar un MH-60 Seahwak.
Por sus menores dimensiones, precisamente suelen ser usadas en misiones antinarcóticos como ésta.
Además, buques cutter de la Guardia Costera prestarán asistencia, aunque no estaba claro qué unidades serán las que intervendrán.
Esta fuerza dedicada a la protección del litoral estadounidense dispone actualmente de 243 unidades de cutters distinto tipo. Los más adeptos a esta misión serían los de resistencia media o WMEC, o los de resistencia alta o WHEC o los de la clase Legend, naves de 4.500 toneladas de desplazamiento con un nutrido armamento y capacidades similares a las de un buque de guerra de la armada.
En el aire habrá un fuerte despliegue de unidades para patrullaje aéreo, vigilancia y reconocimiento.
Tal es el caso de los Boeing P-8 Poseidon, utilizados por la armada estadounidense en tareas de vigilancia marítima y lucha antisubmarina. Basados en la probada plataforma de los Boeing 737, de uso comercial, los P-8 tiene avanzados sistemas de detección y están armados con misiles antibuque y torpedos, entre otro armamento.
Pero también los Boeing E3 Sentry (conocidos como AWACS y dedicados a los sistemas de alerta temprana) y Northrop Grumman E-8 JSTARS, especializados en vigilancia electrónica, participarán, ambos bajo el paraguas de la Fuerza Aérea.
El primero de estos aviones está basado en la plataforma del venerable Boeing 707 y es fácilmente reconocible por el inmenso radar que porta sobre el fuselaje. Mientras que el E-8 JSTARS es una centro de comando aéreo y apoyo, capaz de hacer seguimiento de blancos en tierra y mar, y comunicarse con unidades aliadas.
Finalmente, se preveé el despliegue de una compañía de tropas especiales pertenecientes a una brigada de las Fuerzas de Asistencia en Seguridad (SFAB).
Estas fuerzas están dedicadas al entrenamiento y preparación de tropas destinadas a formar parte de las Brigadas de Combate desplegadas en diferentes teatros de operaciones en el mundo, y están adaptadas a trabajar con soldados de países aliados a Estados Unidos.
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