Especialistas de HumVenezuela y la firma Anova advirtieron este 7 de marzo que la emergencia humanitaria compleja sigue agravándose en Venezuela, las brechas de desigualdad en la población continúan ampliándose y organizaciones no gubernamentales que brindan asistencia están cada vez más desprotegidas.
Jo D’Elia, sociólogo y defensor, recordó este jueves en una presentación virtual que 14,2 millones de personas en el país presentaron necesidades críticas en 2023. Hasta ahora, el Estado no ha respondido de forma eficiente a la problemática y más bien se ha dedicado a obstaculizar la labor de los activistas y las ONG.
El experto criticó la actuación del gobierno y denunció que pone trabas en el registro de organizaciones desde hace más de una década. También recordó las recientes discusiones sobre la Ley de Fiscalización, Regularización, Actuación y Financiamientos de las Organizaciones No Gubernamentales y Afines.
«Al aprobarse declararía inexistente a todas las asociaciones civiles, no importa de que sector sea, es decir, las actas que firmen las asociaciones quedarían invalidadas hasta que se pongan a derecho con la ley«, explicó D’Elia.
Indicó que la normativa tiene varios aspectos violatorios al derecho a la asociación: primero, impone fines; segundo, obliga a registrarse en un sistema unificado y presentar requisitos que son de difícil (incluso imposible) cumplimiento.
«La ley considera que el hecho asociativo ya no es libre, sino que es un asunto de relevancia pública, por lo tanto tiene que ser regulado y autorizado por el Estado», alertó el sociólogo.
Mucha gente depende de ayuda humanitaria
Debido a que la represión y el cierre del espacio cívico se han agudizado en el país durante el último año, varios sectores de la población venezolana se muestran preocupados, no solo por la situación de las organizaciones no gubernamentales, sino por la respuesta de la ayuda humanitaria:
«Si la respuesta de la ayuda humanitaria retrocede después de cuatro años, en los que se hizo un esfuerzo enorme para que se pueda expandir y tener la capacidad necesaria (con apoyo local), evidentemente sería una tragedia para al menos 2,7 millones de personas que es la capacidad modesta que ha alcanzado la respuesta», explicó D’Elia.
Agregó que los organismos de protección humanitaria han apoyado a más víctimas de violencia, en especial mujeres y niños, desde 2020 que el Estado venezolano durante 20 años.
«Depende mucha gente de la respuesta, no solamente por la asistencia directa, que por supuesto es importante, sino porque la respuesta humanitaria trae un marco con ella, institucional, basado en el derecho internacional, que es un muro de contención y una posibilidad para que la gente pueda recibir y ayudarse para poder afrontar la emergencia de una manera autónoma», apuntó el experto.
Agregó que es tan importante la asistencia como el espacio que puede construirse alrededor de la respuesta humanitaria para que las personas puedan tener una «válvula de escape» y una posibilidad de poder sostenerse en la situación compleja que se registra en Venezuela.
Desigualdad evidente
Durante la presentación virtual, el economista Omar Zambrano se refirió al comportamiento de la economía venezolana en el contexto de la emergencia humanitaria.
Explicó que, después de la crisis agravada de 2016, 2017 y 2018 (caracterizada por la hiperinflación y la escasez), Venezuela entró en una «burbuja económica» debido a la dolarización transaccional, el «libre mercado» para el emprendimiento, la importación de bienes y, posteriormente, la mayor disponibilidad de bienes de consumo.
Advirtió también que la burbuja de consumo se tradujo a una sensación general de bienestar y avance, pero hoy en día no todo el país disfruta de los beneficios que esta pudo traer consigo.
«Este tipo de economía que hemos visto desde hace dos o tres años si algo ha producido es la explosión de la desigualdad. La brecha entre los que tienen y no tienen en Venezuela no ha hecho sino acrecentarse», dijo Zambrano.
Además de ello, el avance se puede observar especialmente en el sector de comercialización de bienes y servicios y no en todo el territorio, donde otros sectores se mantienen en declive. «La gente gana más en Caracas que en el interior», aseguró el economista.
Crisis del mercado laboral
De acuerdo con los datos presentados por Zambrano, especialista de la firma de consultoría Anova, poca gente participa en el mercado laboral en el país: solo 63 % de las personas entre 15 y 64 años trabaja y 7,2 millones de adultos en edad productiva no generan ingresos autónomos.
Zambrano apuntó que crisis afectó con intensidad la participación de las mujeres en el mercado laboral y que muchas jóvenes han migrado en busca de mejores oportunidades.
Añadió que actualmente los salarios en el territorio nacional siguen siendo precarios, en promedio 146 dólares con gran «heterogeneidad territorial». Además, entre 20 y 25 % del total de familias venezolanas dice que recibe remesas que en promedio suman unos 120 dólares mensuales.
«Hasta que no haya una recuperación de ancha base, donde la economía como un todo empiece a crecer, donde todos los sectores empiecen a crecer y a recuperar el empleo y el salario, en ese momento se va a empezar a aliviar la crisis humanitaria, no antes. Mientras sea una recuperación parcial, las condiciones de vida de los venezolanos no van a mejorar», puntualizó Zambrano.