Venezuela se convirtió esta semana el segundo país de América -después de Cuba- en comenzar a utilizar una vacuna que todavía no ha sido aprobada
Por BBC MUNDO
El gobierno de Caracas recibió desde La Habana y comenzó a administrar en zonas de la capital el primer cargamento de Abdala, un candidato a vacuna desarrollado por la isla que todavía no cuenta con autorización de emergencia por ninguna entidad médica reguladora.
La llegada de los primeros lotes (se ha dicho oficialmente que se recibirán cerca de 12 millones de dosis) tuvo lugar pocos días después que autoridades de la industria farmacéutica cubana presentaran los resultados de la tercera fase de estudio de dos de sus vacunas más avanzadas.
Según aseguraron, una de ellas, Soberana 02, tendría una eficacia del 62%, con dos dosis, mientras Abdala -la que llegó a Venezuela-, con tres, sería de más del 92%, lo que la convertiría en una de las más efectivas de las desarrolladas hasta ahora contra el coronavirus.
Dichos resultados de efectividad, sin embargo, no han sido validados por ninguna agencia reguladora, no han sido publicados en revista científica avaladas por pares o recibido el visto bueno de alguna organización internacional o regional de salud.
Esto conllevó a que la decisión del gobierno venezolano de utilizar una vacuna a la que ni siquiera Cuba ha dado una autorización de emergencia, generara polémica.
La Academia de Medicina de Venezuela, la no gubernamental Médicos Unidos por Venezuela y la Asociación de Investigadores del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (AsoInIVIC) expresaron «preocupación» ante lo que consideraron «productos de dudosa credibilidad científica».
La oposición venezolana también ha señalado que hubo cierres de centros donde se administraban otras vacunas que habían llegado a Venezuela tras la llegada de Abdala.
«¿Qué pasó con las vacunas del sistema Covax? Ahora los venezolanos estamos en total indefensión y sin posibilidad de elección ante la imposición del producto biológico Abdala sin aprobación de la OMS. Exigimos vacunas aprobadas para todos», escribió en Twitter el Centro de Comunicación Nacional, la cuenta de la «presidencia» del líder opositor Juan Guaidó.
Los países no necesitan aprobación de la OMS para utilizar ninguna vacuna y se trata de una decisión «soberana» de cada nación, según aclaró con anterioridad la Organización Panamericana de Salud a BBC Mundo.
El gobierno venezolano, por su parte, consideró que la recepción de las dosis cubanas era un «momento histórico» y anunció que Abdala se uniría a las otras dosis utilizadas en su esquema de vacunación contra el coronavirus.
«Con el principal objetivo de proteger la salud del pueblo venezolano en medio de la pandemia del covid-19, arribaron al país las primeras dosis de la vacuna Abdala, desarrollada por Cuba», dijo la Cancillería venezolana en Twitter.
Qué se sabe de Abdala
Cuba tiene una amplia experiencia en el desarrollo de vacunas y por más de tres décadas ha creado gran parte de las inmunizaciones que utiliza para su población.
Al comenzar la pandemia, el gobierno cubano decidió no participar del mecanismo Covax, que busca llevar vacunas aprobadas a las naciones más pobres, sino que optó por desarrollar sus propias dosis.
Hasta la fecha, las autoridades médicas de Cuba aseguran estar desarrollando cinco vacunas contra el coronavirus, de ellas Soberana 02 y Abdala, según han dicho, son las más avanzadas.
La única información disponible de Abdala es la que ha ofrecido Cuba.
Hasta el momento, ninguna revista científica ha publicado ningún estudio sobre este candidato vacunal.
La inmunización fue desarrollada por científicos del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) y toma su nombre de un poema que escribió en su juventud el escritor y héroe nacional cubano, José Martí.
Cuba ha dicho que tanto para Soberana 02 como para Abdala, se han servido de una tecnología conocida como «vacuna de subunidades» en la que se utilizan proteínas derivadas del virus «conjugadas» a otras proteínas portadoras para desencadenar una respuesta inmunitaria.
En el caso de la primera, unen el antígeno del virus a un toxoide tetánico e hidróxido de aluminio y en la segunda usan un cultivo en células de levadura.
Las autoridades de salud cubanas recomiendan para Abdala un esquema de inmunización de tres dosis (la mayor cantidad de dosis entre las vacunas existentes), administradas en un lapso de 14 días.
Según han dicho, dado que son tres dosis, con este candidato se alcanza la mayor protección a los 42 días (en la mayoría de las vacunas aprobadas internacionalmente ocurre dos semanas después de la segunda dosis).
Cuba culminó la tercera etapa de estudio de este candidato a finales de abril, aunque ya había comenzado a administrarla a «grupos de riesgo» de su población sin siquiera terminar los ensayos clínicos ni conocer datos de efectividad.
La semana pasada, el CIGB anunció en Twitter que su vacuna tenía «una eficacia del 92,28%, en su esquema de tres dosis».
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