Raúl Isaías Baduel, era un militar y político venezolano. En 2002 encabezó la operación cívico-militar que restituyó en el poder a Hugo Chávez durante el Golpe de Estado en Venezuela de 2002. Fue comandante general del Ejército venezolano desde enero de 2004 hasta julio de 2006, y ministro de la Defensa desde junio de 2006 hasta julio de 2007.
Desde el 2009 se encontraba en prisión, cumpliendo una condena de casi ocho años y el 12 de agosto de 2015 recibió libertad condicional. En 2017 fue encarcelado nuevamente.
Críticas al chavismo
El 5 de noviembre de 2007, se manifestó en contra de la reforma constitucional (promovida por Chávez y por la Asamblea Nacional), llamando a levantarse ante lo que se consideró un momento crucial en la historia moderna venezolana. En el referéndum del 2 de diciembre de 2007, el presidente de la república Hugo Chávez sufre su primera derrota en comicios nacionales por una diferencia de actas escrutadas que ronda alrededor de entre 150 000 y 200 000 de un total de 9 000 000 (nueve millones) de votos, en cuyos resultados ganó el ‘NO’ (los resultados oficiales, son los siguientes: Bloque A: el ‘NO’ obtuvo 50,7 % de los votos, el ‘SI’ obtuvo 49,29 % de los votos; Bloque B: el ‘NO’ obtuvo 51,05 % de los votos, el ‘SI’ obtuvo 48,94 % de los votos), que buscaba la ratificación de dicha reforma.
Luego del referéndum, siguió por el país proclamando que la fórmula para cambiar la situación del país ante el poder del actual gobierno era convocar a una Asamblea Nacional Constituyente nuevamente. Siguió expresando públicamente sus críticas al gobierno del presidente Chávez —uno de los actores, junto a Baduel, del juramento del Samán de Güere— de una manera pública, donde decía, entre otras cosas, que No podemos permitir que nuestro sistema se transforme en un capitalismo de Estado, donde sea el Estado el único dueño de los grandes medios de producción. Un país puede cometer el error de nominalmente llamarse socialista y en realidad practicar un capitalismo de Estado.
Durante las protestas en Venezuela de 2014, el 22 de marzo, su hijo Raúl Emilio Baduel es sentenciado a ocho años de prisión en Tocuyito acusado de los delitos de instigación pública a delinquir, agavillamiento e intimidación pública junto a Alexander Tirado por liderar una protesta pacífica frente al Parque de Ferias de San Jacinto, en Maracay.
Comenzó la tortura
Desde el 2 de abril de 2009 lo mantienen en prisión, eso hasta la fecha de hoy son 12 años de los cuales los primeros 8 tuvieron como justificación un burdo proceso judicial/militar calificado como delito de corrupción y los siguientes bajo la acusación por “delitos contra la independencia e integridad de la nación”.
Esto básicamente por haberse opuesto en 2007 a la propuesta de Chávez de reformar la constitución con el propósito de hacer más expedita la construcción de su socialismo, y luego porque Baduel sumó su firma a quienes le pedían la renuncia.
Atrás dejaron el liderazgo del General a quien el chavismo tuvo hasta entonces como un héroe por sus actividades para restituir en el poder al barinés luego del episodio conocido como “El Carmonazo”.
La travesía judicial contra Baduel que se inició en abril de 2009 ha transcurrido en tribunales militares y bajo las reglas del Código Orgánico de Justicia Militar (COJM) que es preconstitucional y que muchas de sus normas están en contradicción con la actual CRBV por lo cual es legalmente inaplicable. Esto lo hice ver en demanda que propuse ante la Sala Constitucional del TSJ en el exilio en enero de 2018, escrito en el cual partí del hecho de que en ese texto se confiere autoridad al presidente de la república para designar directamente a los fiscales e indirectamente a los jueces militares, e incluso a intervenir en dichos procesos con lo cual mantienen a los presos encerrados sin derecho a la defensa.
No hubo un debido proceso
Baduel no ha tenido acceso al debido proceso en estos últimos cuatro años, particularmente porque no se ha dado la ausencia de juicio que justifique su detención. Con una acusación de supuesta conspiración a cuestas, los cuerpos de seguridad utilizaron este planteamiento para mantenerlo en dos prisiones catalogadas por la propia Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos como centros de tortura.
Se trata de “La Tumba”, como se conoce a la sede del Sebin en Plaza Venezuela, y posteriormente “La Casa de los Sueños”, como bautizaron las propias autoridades de la Dgcim a su cárcel dentro de las instalaciones de Fuerte Tiuna.
Andreina Baduel, hija del general, relató que el 9 de febrero del año pasado fue sacado de Fuerte Tiuna -donde estuvo siete meses recluido- sin órdenes de un tribunal, y sin conocimiento de sus familiares o abogados. “Fue tiempo después que nos enteramos que estaba en La Tumba. La primera visita que tuvo después de eso fue en octubre, y después de eso no le han establecido un régimen de visitas”.
Durante 2020, el general Baduel apenas recibió cinco visitas de sus familiares, detalla su hija. “Lo que te pueda decir de él ahora es incierto porque no hemos tenido una comunicación fluida y privada con él. Todas las visitas son filmadas, monitoreadas, solo ingresa un miembro de la familia por una hora”.
Andreina Baduel asegura que solo el hecho de estar recluido en La tumba, cuyas condiciones han sido descritas por organismos internacionales, consiste en tortura y tratos crueles contra su padre.
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