El agua es uno de los servicios básicos peor valorados en el país. Algunas zonas logran tener mejor suministro que otras en Caracas, una brecha que se amplía al hacer la comparativa con los estados. «La desigualdad no es en estratos en cuanto a servicios públicos, sino de localidades. Hay lugares que están más expuestos a las interrupciones de un servicio por su misma arquitectura», dice el sociólogo Luis Pedro España.
Noraida Peña vive en el sector Las Lluvias de La Guaira, un nombre contradictorio al compararlo con el tiempo que tiene sin agua en su casa. Desde diciembre de 2019 no llega una gota a su casa por las tuberías, pero sí a la parte baja donde el agua llega una vez al mes o cada dos meses. Para surtirse, unos familiares le pasan una manguera para que llene sus tres tanques y todos los potes disponibles.
En la escasez surgen las oportunidades para unos y el gasto se lo llevan otros. A Noraida le ha tocado comprar agua proveniente de un manantial que queda más arriba de su sector y es controlado por el consejo comunal «Cielo abierto». Con diez dólares paga dos mil litros de agua, que le sirven para llenar dos de sus tanques.
«Ese consejo comunal es otro sector, más arriba de donde vivo. A sus habitantes les surten cada dos semanas y no les cobran el agua, pero a nosotros y el resto de los sectores sí. Incluso las mangueras que nos pasan son diferentes a la de su sector», dice.
La Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) 2021, elaborada por la Universidad Católica Andrés Bello, refleja que 65,2% de los hogares venezolanos se ubican en la pobreza multidimensional, justamente donde los servicios básicos —además de la insuficiencia de ingresos— juegan un papel importante según los propios encuestados.
En solo un año, la percepción negativa de servicios como una de las causas de la pobreza en los venezolanos aumentó dos puntos porcentuales. Las principales quejas provienen por las fallas de electricidad, la disposición de aguas servidas o la deficiencia en el suministro de agua a los hogares.
Según el informe de septiembre 2021 del Observatorio Venezolano de los Servicios Públicos, la distribución de agua es el servicio peor valorado por encuestados en 12 ciudades del país, seguido del gas y la electricidad.
Mientras que Monitor Ciudad, en su informe de 2021, detalla que las tuberías de agua potable en Venezuela pueden pasar hasta 65% de las 168 horas que tiene una semana sin suministro, debido a la escasez y las fallas del servicio.
Según la ONG, quienes no poseen tanques para almacenar agua —como Noraida en La Guaira— pasan hasta 14 horas a la semana recolectando la necesaria para sus actividades diarias.
Zona privilegiada
En Caracas, hasta septiembre de 2021, 69,9% de los usuarios reportó la inconstancia como el principal problema en el servicio de agua. Desde enero de ese año aumentó ocho puntos porcentuales.
Vanessa García y Cindy Granado comparten sitio de residencia pero no se conocen. Ambas viven en Caricuao, una de las parroquias más populosas de Caracas y donde los problemas de agua se han acentuado en las primeras semanas de enero debido a las fallas de los sistemas de distribución.
En la mayor parte de Caricuao hay servicio de agua tres días a la semana, generalmente de miércoles a viernes, explican. En otras zonas se rotan con algunos sectores, por lo que una semana solo se recibe dos días y la siguiente los tres días correspondientes.
«No recuerdo el monto (de las facturas por agua), pero es una tontería. Sé que mi mamá lo paga directamente en la oficina de Hidrocapital que está cerca de mi casa. Los demás servicios (teléfono y luz) sí los pago yo, pero los tengo afiliados en mi banco. También es un monto muy tonto», dice Vanessa.
Pero su peor experiencia no han sido estos días con fallas. «Para nosotros fue peor en 2020, los primeros meses de la pandemia. A veces duraban más de ocho días sin poner el agua, más de una vez llegaba sucia».
La situación de Vanessa y sus vecinos cambió con la compra de una bomba para acelerar el proceso de llenado del tanque, algo que ya tenía Cindy Granado en su edificio. «Sé de varios edificios de la zona hicieron lo mismo, cobraron una cuota extra e instalaron sus bombas. De todas formas la situación no es la misma en todo Caricuao. Tengo entendido que los que viven en zonas altas como UD4 sí tenían más dificultades porque les llegaba el agua con menos frecuencia».
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