Poco a poco, y responsablemente, tenemos que ir retomando nuestras actividades cotidianas. Quizás notes que a tu perro ya se le hizo una costumbre tenerte todo el tiempo en casa y que le des mucha atención. Es decir, la cuarentena ha desarrollado un hiperapego o vínculo de dependencia excesiva contigo. Tu compañía se ha vuelto una necesidad para que se sienta bien y la exige con lloriqueos.
El perro es muy rutinario y ahora, para que no sufra con nuestra ausencia, tiene que ir acostumbrándose poco a poco a “despegarse” de ti para que no se estrese.
¿Cómo lograrlo? Empieza saliendo por periodos cortos de casa y no le des atención ni cuando te retires ni cuando llegues. Tampoco lo llames cuando está descansando para que se acerque a ti. Toma las llaves y hazlas sonar sin salir de casa para que no se empiece a angustiar cuando las escuche.
Cuando estés en casa y te pida atención no le hagas caso, dale cariño cuando tú quieras y no cuando tu mascota te la pida y por corto tiempo, de lo contrario reforzaras el hiperapego.
Lo que sí puedes hacer es dejarle algún juguete para que mordisquee mientras no estás y antes de salir sácalo a pasear para que haga actividad física y se relaje.
Aunque te mortifique, mantén poco a poco una actitud distante con él. Lo importante es que tu perro se sienta bien cuando no estés y hay que prepararlo para ese momento. Acuérdate que el estrés es el detonante de muchas enfermedades y problemas de conducta. Tu indiferencia, hasta que se acostumbre, lo va a ayudar
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