El Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés) comenzará en los próximos meses a brindar un fármaco inyectable que permitirá bajar de peso a personas con determinados niveles de obesidad. El suministro del medicamento se producirá luego de que el ente regulador de ese país otorgue la aprobación para su uso.
El Instituto Nacional para la Excelencia en Salud y Atención británico (NICE, por sus siglas en inglés) indicó que las personas que recibieron las inyecciones semanales pudieron bajar un 12% de peso en promedio después de 68 semanas. El NICE es una organización independiente que provee orientación para la promoción de la salud, la prevención y el tratamiento de las enfermedades en el NHS.
El NICE emitió una guía preliminar que recomienda semaglutida, también conocida como Wegovy y fabricada por el laboratorio Novo Nordisk, para adultos con al menos una afección relacionada con el peso y un índice de masa corporal (IMC) de al menos 35.
En algunos casos, aquellos con un IMC de 30 podrán acceder al medicamento, que se administra a través de un inyector tipo pluma (un cartucho precargado). Los pacientes al recibir semaglutida ven disminuir su apetito ya que la droga imita la hormona péptido-1 similar al glucagón (GLP-1) que se libera después de comer. Esto hace que las personas se sientan llenas, lo que significa que comen menos y pierden peso.
El NICE dijo que cualquier persona con antecedentes en el sur de Asia, China y África negra o el Caribe también podrá acceder al medicamento con un IMC más bajo y un médico puede asesorarla. Los investigadores dijeron que esto se debe a que existen diferencias entre las poblaciones asiáticas y no asiáticas en términos de composición corporal y definiciones de obesidad.
Las condiciones relacionadas con el peso que hacen que las personas obesas sean elegibles incluyen presión arterial alta, dislipidemia (niveles de colesterol desequilibrados o no saludables), apnea obstructiva del sueño y enfermedades cardíacas.
Las personas solo recibirán semaglutida con receta médica como parte de un servicio especializado de control de peso que involucra la intervención de varios profesionales y durante un máximo de dos años.
La evidencia de los ensayos clínicos muestra que las personas pierden más peso con semaglutida junto con un entrenamiento supervisado para perder peso que solo con apoyo.
La Encuesta de salud de Inglaterra de 2019 estimó que el 28% de los adultos en Inglaterra eran obesos y otro 36% tenía sobrepeso, lo que le costó al NHS y a la economía en general de ese país miles de millones de libras al año.
Helen Knight, directora del programa en el centro de evaluación de tecnología de la salud en NICE, dijo: “Sabemos que el manejo del sobrepeso y la obesidad es uno de los mayores desafíos que enfrenta nuestro servicio de salud, con casi dos tercios de los adultos con sobrepeso u obesidad”. La especialista remarcó que la obesidad “es una condición de por vida que necesita intervención médica, tiene efectos psicológicos y físicos y puede afectar la calidad de vida”.
El esquema de dosificación para los pacientes se establece en una dosis de inducción de 0,25 mg, aumentando cada cuatro semanas a una dosis de mantenimiento de 2,4 mg.
Según informó ITV, la aplicación de la inyección para bajar de peso podría estar disponible en el NHS del Reino Unido en agosto próximo. Lo más temprano que podría publicarse la guía final, que se aplicaría en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, es el 25 de mayo.
En enero último varias entidades de la salud de Argentina como la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD), la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), la Sociedad Argentina de Cirugía de la Obesidad (SACO), la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios (SAOTA), la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), la Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo (SAEM), la Sociedad Argentina de Medicina (SAM), la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA) y la Federación Argentina de Cardiología (FAC), emitieron un documento alertando acerca de la enfermedad.
En el texto, recordaron que la obesidad fue incorporada como enfermedad en 1950, según la Clasificación Internacional de Enfermedades (código E66 de la CIE-10), si bien no ha sido abordada como tal y en la actualidad constituye una pandemia a nivel mundial, que ahora pone en mayor riesgo a quienes la sufren frente al COVID-19″.
Se trata de “una demanda sanitaria que busca reducir la creciente morbimortalidad asociada con esta enfermedad crónica y los altos costos que implica para el sistema de salud, en especial en países de bajos recursos”, explicaron.
Asimismo, ponen de manifiesto que, en la Argentina, “la prevalencia de exceso de peso por auto reporte (sobrepeso/obesidad) según la 4ª Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (4ª ENFR) fue de 61,6%, comparativamente superior a la 3ª ENFR (57,9%). La tendencia se mantuvo en ascenso en relación con las anteriores. En el análisis antropométrico usando peso y talla medidas en el domicilio se obtuvo una prevalencia de exceso de peso (sobrepeso/ obesidad) de 66,1%”.
En la misma línea, hicieron hincapié en que el sobrepeso/obesidad están asociados con un aumento de las complicaciones y de los costos en salud. “Existe una amplia y fuerte evidencia que la pérdida de peso en personas con sobrepeso y obesidad reduce los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV) como la diabetes, la hipertensión arterial y la dislipidemia, entre otras”, subrayaron.
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