Un grupo de científicos de la Universidad Johannes Kepler de Linz (Austria) ha creado una tinta biodegradable a partir de azúcar, gelatina, ácido cítrico y glicerol para imprimir robots blandos en 3D con sensores integrados, capaces de estirarse hasta seis veces su longitud original.
En su estudio, publicado este miércoles en la revista Science Robotics, los investigadores explicaron que la mayoría de los robots blandos no suelen ser fabricados con componentes biodegradables, debido a que se disuelven fácilmente en el agua, se cubren con el moho y tienen una vida útil limitada.
En esta ocasión, los científicos utilizaron azúcar y gelatina para darle una consistencia viscosa, añadieron ácido cítrico para combatir el moho y consiguieron más resistencia al agua gracias al glicerol. A partir de la mezcla de estos ingredientes, se fabricó una tinta, que fue calentada hasta tal punto de blandeza que pudo ser rociada por una impresora y solidificada rápidamente en una cámara de temperaturas bajas. Para que el robot pueda moverse, los científicos lo envolvieron en un exoesqueleto elaborado a partir de un material sensible al aire comprimido.
El equipo señaló que para aumentar la complejidad de su diseño y obtener una impresión de características sobresalientes, haría falta combinaciones de múltiples materiales biodegradables. Asimismo, los científicos opinaron que la nueva tecnología de fabricación sería útil para el desarrollo de robots blandos que puedan recorrer el cuerpo humano distribuyendo medicamentos o reparando el tejido dañado.
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