Apple ha acordado pagar unos 25 dólares por dispositivo a los usuarios de Estados Unidos afectados por el caso de obsolescencia programada que se conoció a finales de 2017, cuando la compañía reconoció la existencia de un algoritmo que gestionaba la batería en terminales antiguos para mantener el rendimiento.
A finales de 2017, ante las quejas de usuarios y consumidores que notaron cómo sus iPhone se ralentizaban al actualizar a las versiones 10.2.1 y 11.2.0 del sistema operativo iOS, Apple explicó que había introducido un algoritmo para ralentizar su rendimiento cuando el procesador alcanzaba picos de alta potencia y evitar así que el ‘smartphone’ se apagase de forma repentina.
Este algoritmo se introdujo en las familias iPhone 6, 6s, SE y 7 para suavizar estos picos de exigencia, es decir, modelos antiguos para los sistemas operativos más recientes. Con esta herramienta Apple defendió su uso para limitar la potencia disponible de la batería o distribuir la demanda de energía durante varios ciclos.
No obstante, los consumidores estadounidenses descontentos lo identificaron con una forma de obsolescencia programada, ideada para que cambiaran sus iPhone por modelos más actuales, e iniciaron acciones legales contra la compañía en una demanda colectiva.
No obstante, más de dos años después, en un acuerdo extrajudicial, Apple ha accedido a pagar entre 310.000.000 y 500.000.000 de dólares a los usuarios afectados, según el número de reclamos presentados. Esto significa, como se lee en el texto compartido con la autorización del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito Norte de California, el pago de 25 dólares por dispositivo afectado siempre que cumpla las condiciones acordadas.
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