“No me dejan verlo, ni siquiera me lo pusieron al teléfono”, denuncia Nelva Ismaray Ortega Tamayo, la esposa del opositor cubano José Daniel Ferrer, encarcelado por la dictadura cubana. “Seguimos en las mismas, solo sabemos lo que nos dicen los represores”, dice desesperada tras más de 20 días sin noticias de su marido.
Ortega Tamayo teme por la integridad física y psicológica del disidente de quien no sabe nada desde el 4 de junio y no descarta que se encuentre en huelga de hambre.
“No sabemos nada de mi esposo. No sabemos si está golpeado, si está en huelga de hambre. Lo que está pasando solo el régimen castrista, Raúl Castro, Díaz-Canel, y todos sus sicarios de la prisión son los que saben”, afirmó.
La opositora cubana, quien grabó su testimonio en medio de uno de los habituales apagones que afectan a la población de la Isla, también denunció que Ferrer ni siquiera pudo felicitar el día de su cumpleaños a su hijo, que cumplió tres años recientemente.
Ferrer, líder de la opositora Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), está en una pequeña celda, aislado y sin luz natural. Justo antes de que quedara incomunicado, había anunciado que realizaría un ayuno durante los días de la Cumbre de Las Américas en Los Ángeles, en protesta ante la posición de presidentes como el mexicano y argentino respecto a la exclusión de representantes oficiales de La Habana en el evento.
El disidente está preso desde el 11 de julio del año pasado. Fue detenido de manera preventiva antes de que lograra unirse a las históricas manifestaciones en la isla. En un principio lo mantuvieron en prisión domiciliaria pero luego la Justicia castrista lo recluyó en la cárcel de Mar Verde, en Santiago de Cuba.
“Quieren acabar con su vida”, denunció en conversación con ABC, desde Florida, Amelia García Vega, madre del opositor. “Lo está matando de hambre, de torturas… Le están haciendo mucho daño porque él les está haciendo daño”.