El pleno del Parlamento Europeo (PE) solicitó este jueves suspender la puesta en marcha comercial de una central nuclear bielorrusa cercana a cuatro países de la UE porque su seguridad no ofrece suficientes garantías por parte del régimen de Alexandr Lukashenko.
La central de Ostrovets, que comenzó su puesta en marcha sin licencia de explotación, se localiza a tan solo 50 kilómetros de Vilna, y muy próxima a Polonia, Letonia y Estonia.
Por 642 a favor, 29 en contra y 21 abstenciones, el pleno de la Eurocámara aprobó el texto presentado por la Comisión de Industria, Investigación y Energía por, que solicita a la Comisión Europea (CE) que negocie con Bielorrusia la suspensión del inicio de la actividad comercial de la central, prevista para marzo.
«La planta nuclear no puede continuar con sus operaciones hasta que demuestre que cumple con las normas de seguridad y medioambientales», sentenció el ponente de la resolución y eurodiputado popular Cristian-Silviu Busoi.
El Grupo Europeo de Reguladores de Seguridad Nuclear (ENSREG) llevó a cabo una revisión sobre el terreno a principios de febrero, cuya resolución se prevé para antes de marzo de 2021, fecha del inicio «apresurado» (según la resolución) de la actividad comercial de la planta.
La comisaria europea de Energía, Kadri Simson, lamentó no poder aún pronunciarse sobre el trabajo de los expertos de la ENSREG, aunque aseguró que la transparencia «está plenamente garantizada» y que dicha revisión «no será el final de nuestro compromiso con la seguridad de la planta», a la vez que anunció que habría más visitas a Ostrovets.
El portavoz del Partido Popular Europeo (EPP), el lituano Andrius Kubilius, afirmó que en caso de accidente nuclear los lituanos no tendrían a dónde huir, mientras que su compatriota, el socialdemócrata Juozas Olekas, pidió garantizar que la electricidad producida en la planta no se exporte al mercado europeo.
De hecho, los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) acordaron suspender la importación de electricidad desde Bielorrusia cuando la central comenzó a funcionar en noviembre de 2020, aunque, como afirmó el eurodiputado letón Ivars Ijabs, de Renew, «su electricidad puede estar llegando a nuestro mercado desde Rusia».
En ese sentido, la resolución también pide que la puesta en marcha de Ostrovets no suponga un obstáculo para la integración de los países bálticos en la red eléctrica de la UE, para no depender de Rusia y Bielorrusia.
La mayoría de los portavoces coincidieron en que la creación de la planta nuclear responde a un «proyecto geopolítico», liderado por Aleksandr Lukashenko y el presidente de Rusia, Vladimir Putin.
Así, el portavoz de los conservadores y reformistas, el polaco Zdizislaw Krasnodebski, aseveró que «Ostrovets es una amenaza para la red eléctrica de los países bálticos y una amenaza geopolítica para todos», a lo que Bronis Ropé, de los Verdes, añadió que «una sola negligencia puede ocasionar un nuevo Chernobyl».
Manuel Bompard, portavoz del Grupo de La Izquierda, por su parte, afirmó que la central significa «una bomba de relojería en nuestras fronteras» y criticó la prolongación de la vida de los reactores nucleares, asegurando que «una Europa 100 % renovable es posible».
Por su parte, el portavoz de Identidad y Democracia, el ultraderechista Thierry Mariani, afirmó que «Bielorrusia es libre para llevar la política energética que desee» e instó a esperar a las conclusiones del informe del ENSREG, ya que «los mecanismos de control están funcionando».
La Comisaria Simson aseguró que la CE está trabajando para que los países bálticos se unan a la red eléctrica europea y para asegurar la seguridad nuclear. EFE
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