Los enredos en torno a la familia real británica no dejan de alimentar el mercado editorial y la industria del cine con propuestas que permiten acercarse a la monarquía cada vez con unos ojos diferentes. En esta ocasión, el narrador es Robert Hardman, analista, director de cine y cronista de la monarquía británica desde hace más de tres décadas. De su último libro, “Carlos III: Nuevo Rey, Nueva Corte”, ya había avanzado algún extracto detallando las últimas horas de la reina Isabel, pero faltaba por saber cómo le impactó realmente el abandono de los duques de Sussex, teniendo en cuenta su conocida predilección por su nieto Harry.
Por larazon.es
Su partida hizo resignarse, al menos en parte, a la reina, según este biógrafo, y sirvió para acercar posturas con Carlos III, con quien mantuvo criterios muy dispares a lo largo de su vida en cuestiones relevantes. En esos últimos años de la monarca que reconstruye Hardman, madre e hijo se unieron en su firmeza para diseñar un plan de acción que comprometiese a Meghan Markle y al príncipe Harry a compaginar sus deberes públicos como miembros de la realeza con sus trabajos particulares ajenos a la Casa Real.
Su decisión sirvió de poco y unos meses después, el matrimonio sorprendía de nuevo a la familia con sus impactantes revelaciones en la famosa entrevista con Oprah Winfrey. Supuso un nuevo desafío para el rey Carlos y la reina Isabel, esta vez afectados por el tremendo revés emocional. “No creo que nada pudiese superar el enorme shock que provocó la entrevista”, dice Hardman. El daño continuó con el documental de Netflix, las explosivas memorias de Harry, donde los duques de Sussex insistían en desvelar los trapos sucios de los Windsor.
Después de hablar con asistentes reales y personas del círculo más íntimo del rey, el autor señala que tanto Isabel II como Carlos se sobrepusieron a la tristeza y decidieron actuar con pragmatismo. En esto no hubo ningún tipo de desacuerdo. Lejos de sentirse abrumados, ambos se resignaron y, siguiendo con la narrativa de Hardman, pensaron algo así como “Hay tanto ahora de lo que ocuparse que no puedo darme el lujo de pensar más en ello. Si esto es lo que desean, adelante. La puerta siempre estará abierta”.
Este pensamiento toma más sentido ahora que la familia real vive un momento vulnerable por la salud de Kate Middleton y del rey Carlos, así como la de Sarah Ferguson, diagnosticada recientemente de un melanoma agresivo.
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